En lo que era algo de esperarse, Joe Bidden eligió a Kamala Harris como su compañera de fórmula, lo que sin duda le da un plus a su campaña para vencer en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre a Trump.
Sin duda la elección de Harris llega en un momento y año clave, donde el movimiento de “Black Live Matters” alcanzó notoriedad mundial debido a los abusos policiales, pero sobre todo por el hecho que Harris es sin duda el símbolo de las minorías, en especial la de las mujeres y la de los afro-estadounidenses.
Esta precisamente se puede convertir en el tiro de gracia de Bidden a Trump, ya que recordemos que en las elecciones de 2016, la comunidad negra no fue a las urnas para votar por Hillary Clinton en masa, como si sucedió en las dos elecciones anteriores que el expresidente Barack Obama ganó la presidencia.
Así, Harris como vicepresidenta es una apuesta astuta, ya que inclinará a millones de afro-estadounidenses a las urnas, su imagen representa el cambio que tanto ha pedido esta sociedad, y el cual para mí es imperante: darle la oportunidad a una mujer de ser quien rija el futuro de esta gran nación.
Por que hay que tener presente que si gana Bidden, no pienso que vaya a repostularse para 2024, su edad y el protagonismo que tendrían Harris serán imperantes para que estos próximos cuatro años la que fuese Fiscal General de California, se convierta en la primera mujer negra y nativa estadounidense Presidenta de Estados Unidos.
Y aunque esta noticia cae como un rayo de esperanza para las minorías, debemos de tener en cuenta los ataques sin cesar que tendrá en sus espaldas por parte de los republicanos y sobre todo de Trump.
Hay que recordar que durante los debates televisados en las votaciones primarias demócratas del año pasado, cuando criticó al mismo Bidden, hizo también algo mucho más feroz y de admirar contra Trump.
Ahí, dijo que de ser elegida Presidenta, ese era el puesto por el que luchaba en ese entonces, iría con todo el peso de la ley contra Trump una vez que este haya dejado la presidencia.
Por eso, es que seguramente el republicano y su entorno estarán muy preocupados, y más que nunca trabajando para asegurarse malear las elecciones usando ayuda de los rusos, tal y como lo hicieron en 2016.
Hoy más que nunca hay que estar atentos y sobre todo a estar bien informados sobre los movimientos de la maléfica cúpula de Trump y sus secuaces, porque al igual que en el 2000 cuando se le robó la presidencia a Al Gore, a favor de Bush, éstos harán hasta lo inimaginable para evitar que Bidden gane las elecciones.
Ya se ha visto como en algunas elecciones en los últimos 18 meses, los republicanos han querido parar las votaciones por correo o realizando supresión electoral, tal y como pasó en Georgia a principios de año, donde las autoridades a cargo, que son republicanas, hacían esperar hasta 6 horas a las comunidades con gran población negra con tal de desanimarlas a votar.
Sin embargo, con la red de corrupción y trampas que han sido expuestas en los últimos tres años, por el Investigador Federal Robert Müeller y el FBI, seguramente los demócratas pueden estar mejor preparados para las artimañas de Trump y su pandilla.