Por Carlos Hernández
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En un clima político ya plagado de división y desinformación, el fenómeno del apoyo inquebrantable a Donald Trump entre muchos dentro del movimiento MAGA, simplemente desafía la lógica.
Se trata de un hombre condenado por 34 delitos graves, tildado de depredador sexual en un tribunal civil y cuyos negocios van desde turbios hasta totalmente poco éticos.
Y, sin embargo, millones de estadounidenses todavía lo apoyan, incluso cuando se asocia abiertamente con corruptos dictadores como Vladimir Putin, y socava los principios mismos de la democracia.
Así, el último esfuerzo de charlatán, una campaña para vender una línea de relojes llamada «The Victory Edition», con un exorbitante precio de tan sólo $100 mil dólares, podría finalmente quitar la delgada capa de legitimidad a la que muchos de sus seguidores todavía se aferran.
Para quienes están familiarizados con la larga historia de Trump y su filosofía de ventas “del milagroso aceite de serpiente”, los relojes «Victory Edition» no son nada más que el último truco en su catálogo de estafas.
Anunciados como artículos de edición limitada y única, supuestamente adornados con más de 200 diamantes y fabricados en oro de 18 quilates, estos artefactos tienen un precio que explota y exprime a los mismos seguidores que ya han demostrado una alarmante disposición a entregar su dinero, y lealtad a un hombre cuyas prioridades claramente son el enriquecimiento personal, no el servicio nacional.
Esta nueva estafa, no hace más que amplificar la verdadera agenda de Trump: explotar a su base de seguidores ignorantes y descarriados mientras intenta sacar provecho de una presidencia construida sobre mentiras, alarmismo y una retórica divisiva y racista.
Los relojes, al igual que su falsa Universidad Trump, sus fracasados Trump Steaks o sus mal administrados casinos de Atlantic City, sus tarjetas coleccionables, NTFs, más porquería, son sólo otra forma de crear la ilusión de éxito mientras no ofrece más que promesas vacías.
Lo irónico y peor de esto, es que está vendiendo estos relojes que como su nombre lo indican, fueron creados para proclamar la victoria en las urnas para el próximo noviembre, sin embargo y como marcan las encuestas y el sentimiento del electorado a lo largo y ancho del país, esa victoria no llegará, por lo que Trump lo único que ahora mismo desea es exprimir hasta el último centavo que pueda de sus ingenuos e ignorantes seguidores.
Algo más y especialmente preocupante es que esta táctica no es nada nueva: Trump recuerda a los charlatanes que antaño vagaban por el Salvaje y Viejo Oeste, vendiendo elixires mágicos y curas milagrosas a ciudadan@s desesperad@s e ingenuos.
La nueva línea de relojes de Trump con precios exagerados simboliza todo lo que está mal en su estilo de liderazgo.
En lugar de ofrecer soluciones a los problemas muy reales que enfrenta el país (servicios de salud, desigualdad de ingresos, cambio climático o política exterior), Trump prefiere dedicar su tiempo a hacer comerciales burdos y vender artículos de lujo a las mismas personas a las que dice representar.
No se trata sólo de un mal liderazgo; es absolutamente antiético.
¿Cómo puede alguien, y mucho menos millones de estadounidenses, mirar a un hombre que ha traicionado su confianza una y otra vez, y seguir pensando que tiene en mente sus mejores intereses?
La respuesta está en la notable capacidad de Trump para presentarse como un martir y salvador para aquell@s que se sienten abandonad@s, desilusionad@s o enojad@s por cualquier cosa.
Al apelar a estas emociones, Trump se posiciona como el único que puede solucionar sus problemas, aunque su historial en el cargo demuestre todo lo contrario.
Más allá de sus estafas financieras, la afinidad de Trump con las figuras autoritarias no es ningún secreto, y sus reiterados elogios a Putin revelan a un hombre más interesado en alinearse con dictadores, cuyos intereses radican en desestabilizar las democracias, que en defender los valores democráticos estadounidenses.
Se trata de un líder que, una y otra vez, ha puesto los intereses personales y financieros por encima de la seguridad nacional.
Además, los tratos comerciales con China, sus estrechas relaciones con los príncipes saudíes y sus intentos de negociar con Corea del Norte ponen de relieve a un líder más interesado en las ganancias, que en proteger la soberanía estadounidense.
Sin embargo, los partidar@s de MAGA, much@s de los cuales expresan sentimientos nacionalistas y racistas, parecen ignorar o incluso aceptar estas acciones porque vienen acompañadas de la retórica habitual de Trump, sobre hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande… seguro muy grande…
Para algun@s, todo se reduce a una cuestión de lealtad partidaria.
En una época de extrema polarización, much@s votantes no están dispuest@s a cruzar las líneas partidarias, incluso cuando se enfrentan a claras fallas morales y éticas y el futuro de la democracia estadounidense está en juego.
Pero quizá la razón más preocupante es que a much@s de los partidarios de Trump no les importan sus defectos morales, o peor aún: los ven como una cualidad y no como un defecto.
A sus ojos, la disposición de Trump a eludir la ley, participar en prácticas comerciales cuestionables y llevarse bien con dictadores extranjeros es una señal de fortaleza, un rechazo al establishment político y un retorno al liderazgo “real”.
Pero la verdad es que se trata de una mentalidad peligrosa, que alienta la corrupción y desestabiliza las normas democráticas.
Así, el reloj “Victory Edition” es más que un producto: es un símbolo del absoluto desprecio de Trump por las mismas personas que siguen apoyándolo.
Con un precio de $100 mil dólares, estos relojes representan todo lo que está mal en el liderazgo de Trump: la avaricia, la explotación y la búsqueda de riqueza a expensas de la confianza de sus seguidores.
Al seguir votando por un hombre como Trump, el movimiento MAGA no solo está apoyando a un líder con una moral cuestionable y alianzas peligrosas, sino que está apoyando a un charlatán que hará cualquier cosa para llenarse los bolsillos, incluso si eso significa vender a las mismas personas que lo llevaron al poder.
Al final, la pregunta sigue siendo: ¿por qué votar por un estafador que promete el mundo entero, pero sólo ofrece aceite de serpiente milagroso? La verdad es que Estados Unidos merece algo mejor y es hora de que los seguidores de Trump se den cuenta de la realidad de la estafa antes de que sea demasiado tarde.