LA BUENA NUTRICIÓN COMO PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES

Por Agencias
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La razón por la cual necesitamos una dieta sana es porque esta nos puede ayudar a combatir y prevenir enfermedades, darnos más energía, y a vivir por más tiempo con buena salud, reduciendo el gasto de medicinas y costo médico. 

Anualmente millones de personas en Estados Unidos mueren por enfermedades crónicas vinculadas altamente con la nutrición, como enfermedades coronarias, diabetes y algunos tipos de cáncer, es por ello la importancia de una alimentación adecuada.

Pero es fácil confundirse hoy en día con tanta información complicada y muchas veces contradictoria en las redes.

Sin embargo, las entidades gubernamentales como La Asociación Estadounidense del Corazón, El Dpto. de Agricultura y la Asociación Estadounidense de Diabetes, entre otras, coinciden con un mismo mensaje sencillo: consumir comida real, no procesada, cambiar a grasas saludables, no saturadas, y aumentar el consumo de frutas y vegetales. 

Estos alimentos contienen fitoquímicos, vitaminas, minerales y antioxidantes con propiedades que ayudan a combatir enfermedades

Pero esta información pierde su significado sino lo hacemos practico, consejos reales que podamos llevar a nuestras mesas. 

Es por lo que me permití describir a continuación los primeros pasos más básicos para comer sano. 

Para simplificarlo, vamos a agrupar los alimentos en los tres macronutrientes: Carbohidratos, Proteínas, y Grasas.

Los carbohidratos son la fuente de energía favorita del cerebro, deben elegirse los altos en fibra y cerca de su estado original. 

Es decir, las frutas enteras, los cereales enteros como el arroz integral, avena, pan integral, maíz de la mazorca, papas (no fritas) papas dulces, calabazas, raíces como el betabel y legumbres como los frijoles y lentejas (estas además tienen proteína).

Evitar a toda costa los carbohidratos líquidos como las sodas y los jugos, limite los carbohidratos procesados como los cereales de caja, las sopas de pasta, pizza, pan de hamburguesa o perro calientes, y tortillas de harina precocida. 

Este tipo de carbohidratos nos acercan a enfermedades crónicas como la diabetes.

Las proteínas nos ayudan a construir y reparar el tejido de nuestro cuerpo. 

Elijamos las mínimamente procesadas, cortes de puerco y de carne bajos en grasa, 90% magra, pollo sin la piel, pescado (1-2 veces a la semana), frijoles enteros (no refritos), productos de soya orgánica como tofu y tempe, yogurt griego sin azúcar.

 Estas proteínas deben ser cocinadas al vapor o a la plancha y con poco aceite, sin empanizar. 

Se debe limitar las procesadas como las salchichas, los jamones, el salami y mortadelas, el tocino y carnes enlatadas como SPAM, por estar saturadas con sodio.

Aumenta el consumo de vegetales, por lo menos dos tazas al día, estos deben ser frescos o congelados, no en jugo o latas con sodio.

Además las grasas son importantes, ayudan a absorber otros nutrientes, producir ciertas hormonas, y apoyan el funcionamiento de nuestras células. 

Seleccionemos las grasas sanas, estas son las poliinsaturadas y monoinsaturadas que se encuentran en aceites líquidos como aceite de canola o de olivo, y en alimentos como el aguacate y frutos secos. 

Evitemos las grasas saturadas y trans que se encuentran en aceites tropicales como de coco y la palma, también en la en la mantequilla y grasas animales. 

Daré a conocer más consejos prácticos en el próximo artículo. 

No sin antes recordarles que nuestros alimentos pueden ser la razón de nuestras dolencias, o el mejor aliado de nuestra salud. 

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