La Leyenda de La Bruja “Machis” de Cajititlán.

Por Redacción
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Vivian felices, hasta que un trágico día de invierno, cuatro traidores esperaron ocultos entre los matorrales a que Hakan y su hija atracaran en la orilla, ahí los atacaron para robarles el fruto de su pesca y su canoa.

A Hakan rápidamente lo asesinaron, Machis fue la que más sufrió, primero la ultrajaron repetidas ocasiones, antes de matarla y arrojar sus restos al agua.

Los malvados hombres se marcharon del lugar, creyendo que se habían salido con la suya, más equivocados no podían estar.

A sólo una semana de haber cometido su fechoría Iskay fue el primero en saldar su cuenta pendiente, mientras caminaba por la orilla de la laguna, empezó a escuchar un dulce y cálido silbido, que terminó por hipnotizarlo, obligándolo a adentrarse en la laguna, donde de la nada apareció una enorme ola para llevarlo a su fúnebre morada en el fondo del lago.

El Segundo en la lista fue Atik, el cual mientras pescaba fue atacado por cientos de peces, que inexplicablemente empezaron a saltar del agua para hacerlo caer de su canoa, y una vez en el agua miles de cangrejos cubrieron su cuerpo, para en cuestión de minutos literalmente arrancarle la carne a pequeños mordiscos.

Katu y Rimak, comprendieron que lo sucedido a sus amigos no era casualidad; intentando salvar su pellejo huyeron a la cima de un cerro cercano, pero en la noche una bola de fuego emergió de la laguna, y viajó hasta el paraje donde los cobardes trataban de ocultarse.

El rosto sonriente de la mujer a la cual habían matado fue la ultimo que ellos verían, pues nuevamente Machis se convirtió en una bola de fuego, la cual envolvió a sus verdugos, incinerándolos vivos, una vez cumplido su cometido la bola de fuego regreso al lago.

Los habitantes de la región, temerosos de que el mitológico ser los atacara a ellos también, empezaron a hacerle ofrendas en la primera semana del año. 

En esas fechas, adornaban sus canoas y se internaban en la laguna, arrojando flores y piedras talladas como ofrendas, para apaciguar su ira.

A la llegada de los franciscanos, la costumbre cambió, por lo que el 7 de enero de cada año, pasean las tres figuras de “Los Reyes Magos” en canoas adornadas con banderitas de colores, globos y flores acompañados por bandas de música y cohetones, recorriendo la laguna… quizá vigilando que no regrese “Machis”.

A través de los tiempos ninguna mujer o niño han visto o escuchado a la Machis, en cambio docenas hombres aseguran haberse encontrado con una linda joven a la orilla de la laguna, la cual se les acerca coquetamente, pero cuando ya está lo suficientemente cercas, se transforma en un ser horripilante y los obliga a que aspiren su aliento.

Si el corazón del hombre atacado es bueno, nada le pasará, pero si en su interior existe maldad, el hombre inevitablemente enfermará de gravedad y en no más de una semana inevitablemente morirá. 

Actualmente los habitantes de Cajititlán, San Juan Evangelista, San Miguel Soyatlan y San Lucas, aseguran que esa creatura aún se divierte molestando a los pescadores, rasgando sus redes, cargándoselas de piedras, atorándolas en troncos sumergidos, o haciéndoselas perdedizas entre el tule y lirio.

Por precaución, los habitantes para evitar ser juzgados por la ahora llamada Bruja de Cajititlán se mantienen alejados de la laguna después de caer la noche.