“Navidad, navidad, hoy es navidad, Ese un día de alegría y felicidad…”
Estas son las letras populares de uno de los cantos mas conocidos de esta temporada festiva.
Pareciera ser que dicen la verdad porque dondequiera que miras, se ven luces y colores brillantes.
Los comerciales en los canales de televisión y a través de las redes sociales, se ven imágenes de personas pasando buenos momentos y disfrutando el mejor tiempo de su vida.
La música que se escucha en todas las estaciones de radio y por todas las tiendas en los centros comerciales indican un espíritu de alegría.
Pero, ¿será todo esto un reflejo real de lo que esta en el corazón de las miles de personas en todo el mundo?
Probablemente lo que esta sucediendo es que la gente esta experimentando una alegría temporal, pero la buena noticia es que también existe la alegría permanente.
¿Sabias que durante esta temporada es donde mucha gente experimenta mas tristeza profunda y depresión?
Pareciera ser tener algo de ironía, pero la verdadera alegría no se encuentra en las circunstancia exteriores ,sino en la condición del corazón.
Así es, la verdadera felicidad es de adentro para afuera… ¡no de lo contrario! ¿Pero, como puedo recibir esa verdadera alegría?
Hace un poco mas de 2 mil años se dio un mensaje que traería la respuesta a esa pregunta.
La Biblia nos relata las historia de cuando se anuncio el nacimiento de Jesús de Nazaret.
¿Quiénes dieron ese mensaje? Bueno, fueron unos seres superiores al ser humano, fueron unos ángeles
¿Quiénes fueron los que escucharon esa noticia por primera vez?
Tuvieron que haber sido personas muy importantes como un rey o un gobernador diríamos muchos, pero la verdad es que fueron personas muy sencillas y humildes que escucharon la noticia meas grande e importante jamás revelada en la historia de toda la humanidad.
Así nos relata esa maravillosa experiencia el evangelio de Lucas:
“En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor. Pero el ángel les dijo: ‘No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre’”.
Por miles de años se había profetizado la llegada del Salvador que traería libertad y paz a esta tierra.
El pueblo Judío estaba bajo la opresión de el imperio Romano cuando los ángeles dieron la noticia del cumplimiento de la profecía.
La gente no tenia paz, ni esperanza que como resultado no existía alegría en ninguna persona.
La llegada de Jesús, sin embargo, significaba que algo iba a cambiar para bien de la comunidad judía.
Lamentablemente, la gente esperaba que Jesús los libertara de la opresión Romana, pero la misión de Jesús al venir a este mundo fue de libertar a la gente de la opresión y de la condenación del pecado.
La gente de esa época al igual que la de esta en la que vivimos, tenemos por tendencia enfocarnos en las situaciones exteriores para determinar nuestro bienestar.
Si tenemos suficiente dinero en el banco, si toda nuestra familia esta en buena salud, si todo marcha en harmonía en casa y a nuestro alrededor, entones nos sentimos bien.
Siempre debemos de recordar que Dios desea que nuestra alegría sea mas profunda que eso.
Él desea que pongamos en orden lo que es de mas valor.
La vida eterna es lo más importante mi amigo y amiga.
El tiempo en esta vida es corta y temporal, pero nuestras decisiones afectan nuestro estado en la eternidad. Jesús vino a este mundo para restaurar el camino al cielo que el pecado había dañado.
Esa noticia es la mas grande y la que produce la verdadera alegría que todos necesitamos experimentar.
¡Ábrele tu corazón a Jesús y conocerás la verdadera y permanente felicidad!.
Alan Arevalo es el Pastor y Consejero de la Iglesia cristiana El Nazareno de Oxnard.