Por Redacción
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Una fiesta de cumpleaños privada del futbolista del FC Barcelona, Lamine Yamal, ha derivado en una controversia nacional sobre el uso de personas con enanismo en espectáculos. La Asociación de Personas con Acondroplasia y Otras Displasias Esqueléticas con Enanismo (ADEE) ha anunciado que presentará una denuncia por considerar que la participación de estos figurantes en el evento perpetúa estereotipos y vulnera derechos fundamentales.
La celebración, realizada en una finca privada en Olivella (Barcelona) el pasado domingo, con motivo del 18º cumpleaños del jugador, incluyó una ambientación inspirada en el mundo de los gánsteres. En el evento participaron al menos cuatro personas con acondroplasia que realizaron actividades de animación como repartir chupitos, hacer magia y bailar.
Uno de los figurantes, entrevistado por RAC1 bajo anonimato, defendió su derecho a trabajar: “Nadie nos faltó al respeto, que nos dejen trabajar en paz”, declaró. “Somos gente normal, que nos dedicamos a lo que queremos, de una forma absolutamente legal”. También cuestionó a ADEE y en particular a su presidenta, Carolina Puente, a quien acusó de estigmatizar a quienes desean trabajar en este tipo de eventos: “Quieren prohibir un trabajo que nos gusta, y en ningún caso han ofrecido empleo o cursos a la gente afectada”.
ADEE y el Gobierno alertan sobre la perpetuación de estigmas
Pese a las declaraciones de los figurantes, ADEE considera que la contratación de personas con enanismo para fines exclusivamente de entretenimiento es “intolerable porque perpetúa estereotipos, alimenta la discriminación y menoscaba la imagen y los derechos” de quienes tienen esta condición. La organización asegura que la denuncia ya fue presentada y se encuentra bajo investigación.
El Ministerio de Derechos Sociales también se involucró en el caso, poniendo los hechos en conocimiento de la Fiscalía General y del Defensor del Pueblo. La Ley General de los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en 2023, ya prohíbe actividades recreativas que utilicen la discapacidad para provocar burla, mofa o irrisión, aunque aún no contempla sanciones económicas. Sin embargo, el Gobierno planea reformar esta ley para endurecer su aplicación. La reforma incluiría multas de hasta un millón de euros por infracciones muy graves que involucren actos discriminatorios en espacios públicos.
No obstante, dado que la fiesta se realizó en una propiedad privada, no está claro si las nuevas sanciones podrían aplicarse en este caso.
Carolina Puente, presidenta de ADEE, advirtió que cuando figuras públicas como Yamal participan en este tipo de actos, “el daño es aún mayor, porque se transmite a la sociedad —especialmente a los jóvenes— que la discriminación es aceptable”. La dirigente subrayó que se debe erradicar la cosificación de la diferencia y educar en respeto y equidad.
El debate sobre el trabajo y la representación
Desde la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (Cocemfe), su tesorero Daniel Aníbal García reconoce la complejidad del debate. Aunque afirma que “ese trabajo perpetúa una imagen, aunque te traten bien”, también subraya que no debe culparse a quienes aceptan estos trabajos, ya que en muchos casos lo hacen por necesidad más que por convicción.
“Debemos considerar los efectos secundarios sobre la sociedad porque se está perpetuando una idea determinada de la gente con acondroplasia”, señaló García, quien planteó una reflexión clave: “¿Se condenaría si se tratara de otra discapacidad?”.
En la misma línea, fuentes especializadas en derechos y espectáculos con participación de personas con discapacidad subrayan la dificultad de trazar límites claros. “La línea es muy fina. ¿Una persona con enanismo no puede disfrazarse en su trabajo? Nos guste o no, es un debate que debe abordarse con matices”, comentó una fuente que prefirió no ser citada por su nombre.
El evento, que contó con la presencia del rapero Chimbala y otras figuras públicas, fue blindado a la prensa. Se prohibió el uso de teléfonos móviles, aunque Yamal compartió imágenes en redes sociales mostrando a los asistentes y fragmentos de la celebración.
El debate sobre la representación, el derecho al trabajo y los límites del espectáculo sigue abierto. Entre quienes lo consideran una forma de empleo legítima y quienes lo ven como una práctica discriminatoria que perpetúa estigmas, el caso ha puesto en el centro una discusión incómoda pero urgente sobre la dignidad y los derechos de las personas con discapacidad.
