Por qué el cometa 3I/ATLAS causa fascinación mundial esta semana

Por Redacción
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A diferencia de los cometas tradicionales, que orbitan dentro del sistema solar, 3I/ATLAS es un viajero interestelar, es decir, procede de otro sistema estelar y atraviesa el nuestro de paso. La “I” en su nombre, precisamente, alude a ese origen: Interestelar.

Detectado por primera vez en julio de este año, el cometa alcanzará su punto más cercano al Sol este jueves, un evento que ha disparado las búsquedas y conversaciones sobre él en todo el mundo. De acuerdo con la NASA, el objeto se mueve a unos 60 kilómetros por segundo —más de 214,000 kilómetros por hora—, una velocidad demasiado alta para un cuerpo ligado gravitacionalmente al Sol.

Los primeros reportes del cometa 3I/ATLAS encendieron las redes luego de que circularan teorías sobre una posible nave espacial o tecnología alienígena. Sin embargo, las agencias espaciales y observatorios internacionales han confirmado que se trata de un cometa genuino, aunque extremadamente inusual.

“El interés público es comprensible. Cada vez que un objeto interestelar entra en nuestro sistema, representa una oportunidad única para aprender sobre otros mundos”, explicó Teddy Kareta, astrónomo del Observatorio Lowell en Arizona.

El Proyecto Telescopio Virtual, con sede en Italia, logró capturar una de las imágenes más detalladas del cometa este miércoles. En ella, se observa una débil cola y signos claros de pérdida de masa, evidencias de la intensa radiación solar que enfrenta mientras se aproxima al perihelio —su punto más cercano al Sol.

3I/ATLAS es apenas el tercer objeto interestelar jamás identificado, después de ‘Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Cada uno ha ofrecido pistas sobre los procesos de formación planetaria más allá de nuestro vecindario cósmico. Pero mientras que Borisov se asemejaba a los cometas tradicionales, ATLAS muestra un comportamiento más errático, con variaciones en su brillo y composición que intrigan a los científicos.

Según la NASA, su trayectoria parece provenir de la dirección de la constelación de Sagitario, lo que sugiere que podría haber sido expulsado de su sistema original hace millones de años, tras un evento gravitacional extremo. Ahora, tras cruzar el espacio profundo durante eones, su paso fugaz por el sistema solar ofrece una ventana a los materiales primordiales de otros mundos.

Los astrónomos han seguido su movimiento con telescopios terrestres y espaciales. Incluso sondas en órbita terrestre han capturado imágenes de su aproximación. “Estos visitantes son cápsulas del tiempo”, indicó Kareta. “Sus elementos químicos pueden decirnos si los procesos de formación planetaria en otros sistemas son similares a los nuestros”.

Con un diámetro estimado de 20 kilómetros, el cometa 3I/ATLAS presenta una actividad inusual para un cuerpo interestelar. Las observaciones recientes muestran desprendimientos de masa, lo que sugiere que podría estar fragmentándose mientras se calienta al acercarse al Sol.

De acuerdo con la Agencia Espacial Europea (ESA), el estudio de su composición permitirá comparar su mezcla de gases, polvo y hielo con la de otros cometas del sistema solar. Si las proporciones difieren, podría confirmarse que los procesos de formación planetaria varían significativamente en distintos rincones de la galaxia.

El Instituto de Astronomía de Hawái, uno de los primeros en detectarlo, informó que el brillo de 3I/ATLAS ha fluctuado más de lo previsto. Este comportamiento impredecible alimentó teorías conspirativas en internet, pero también motivó un seguimiento más detallado por parte de la comunidad científica.

A pesar de la atención mediática, el cometa no representa peligro alguno para la Tierra. Según la NASA, su órbita no cruzará la de nuestro planeta, y tras su máximo acercamiento al Sol, continuará su viaje hacia el espacio interestelar, alejándose gradualmente hasta desaparecer de la vista en septiembre de 2026.

“Lo fascinante de estos objetos es que nos visitan solo una vez”, señaló Karen Meech, astrónoma de la Universidad de Hawái que participó en el estudio de ‘Oumuamua. “Nunca vuelven. Son mensajeros de otros sistemas estelares, fragmentos de mundos que tal vez ya no existan”.

El paso de 3I/ATLAS también está impulsando nuevos proyectos de observación. Equipos en Chile, España y Japón están realizando mediciones espectroscópicas para identificar la composición de su núcleo. Los resultados preliminares sugieren la presencia de amoníaco, monóxido de carbono y agua congelada, elementos comunes en los cometas, pero en proporciones atípicas.

Los astrónomos consideran que estos datos ayudarán a refinar los modelos de formación planetaria y podrían explicar cómo se distribuyen los elementos pesados en distintos sistemas estelares. “Cada partícula de polvo que se desprende del cometa podría contarnos algo sobre los orígenes de otros mundos”, explicó Meech.

El fenómeno también ha despertado un renovado interés público por la astronomía. Plataformas como NASA+, YouTube y TikTok registraron un aumento en las visualizaciones de contenidos relacionados con 3I/ATLAS, con hashtags que superan los 50 millones de vistas en conjunto.

Para los astrónomos, este tipo de atención mediática tiene un valor educativo: ayuda a acercar la ciencia a las nuevas generaciones.

Mientras tanto, los observatorios seguirán monitoreando al cometa durante los próximos meses. Si su brillo se mantiene estable, podría ser visible con telescopios de aficionado en zonas oscuras del hemisferio norte.

A medida que 3I/ATLAS se aleje, su legado será científico más que visual. En palabras de Meech: “Estos fragmentos interestelares nos recuerdan que el universo es dinámico, cambiante y mucho más interconectado de lo que imaginamos”.