Putin firma doctrina nuclear que baja el umbral para el uso de armas atómicas

Por Redacción
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La decisión llega en respuesta a la reciente autorización de Estados Unidos para que Ucrania ataque territorio ruso con misiles de largo alcance suministrados por Washington.

La nueva doctrina establece que Rusia podría recurrir a una respuesta nuclear incluso frente a un ataque convencional si este es realizado por una nación respaldada por una potencia nuclear. Esta medida amplía los escenarios en los que Moscú podría justificar el uso de su arsenal atómico, aunque mantiene un lenguaje deliberadamente ambiguo sobre los detalles de su implementación.

El Ministerio de Defensa ruso informó que el martes, Ucrania lanzó seis misiles ATACMS, fabricados en Estados Unidos, contra una instalación militar en la región de Bryansk, fronteriza con Ucrania. Según Rusia, las defensas aéreas derribaron cinco misiles y dañaron otro, mientras que Ucrania aseguró que el ataque destruyó un depósito de municiones ruso.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, acusó a Estados Unidos de estar directamente involucrado en el ataque al proporcionar tanto el armamento como el conocimiento técnico necesario. Lavrov calificó la ofensiva como una “nueva fase cualitativa de la guerra occidental contra Rusia” y advirtió que Moscú responderá de manera proporcional, aunque no ofreció detalles específicos.

La doctrina firmada por Putin establece que cualquier ataque contra Rusia, incluso si no involucra armas nucleares, podría considerarse motivo para una respuesta atómica si el agresor cuenta con el respaldo de una potencia nuclear. Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, confirmó que la disposición podría aplicarse en respuesta a ataques convencionales que amenacen la soberanía e integridad territorial de Rusia o la de su aliado Bielorrusia.

El Kremlin negó que la publicación del documento fuera una reacción directa a las acciones de Estados Unidos, argumentando que la actualización ya estaba planificada desde principios de año. Sin embargo, su divulgación coincide con el aniversario número 1,000 del conflicto en Ucrania, un momento simbólico que subraya la escalada de tensiones entre Moscú y Occidente.

La nueva doctrina también detalla condiciones específicas para el uso de armas nucleares, como la posibilidad de responder a un ataque aéreo masivo con misiles balísticos o de crucero, drones y otros vehículos voladores. Este cambio amplía significativamente los escenarios previstos en versiones anteriores, que limitaban el uso nuclear a ataques exclusivamente balísticos.

Desde Washington, un funcionario del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien solicitó anonimato, calificó la decisión de Putin como “retórica irresponsable” pero aseguró que no implica un cambio inmediato en la postura nuclear rusa. Según el funcionario, la administración Biden no considera necesario ajustar su propia doctrina nuclear en respuesta a esta declaración.

En Londres, el primer ministro británico, Keir Starmer, condenó la medida, describiéndola como un ejemplo de la “irresponsabilidad” del gobierno ruso. Starmer criticó el uso de soldados norcoreanos en el conflicto, calificándolo como una peligrosa escalada de Moscú.

Por su parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, afirmó que Berlín no se dejará intimidar por las amenazas rusas. “Hemos aprendido de los errores del pasado y no repetiremos el error de acobardarnos ante la agresión de Moscú”, dijo Baerbock durante una visita a Varsovia.

La nueva doctrina también refuerza la alianza entre Rusia y Bielorrusia, señalando que cualquier ataque contra este último será tratado como una agresión contra Rusia. El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, ha permitido el despliegue de armas nucleares tácticas rusas en su territorio y ha brindado apoyo logístico para las operaciones en Ucrania.

Desde el inicio de la invasión, Putin ha utilizado la amenaza nuclear como una herramienta para presionar a Occidente a reducir su apoyo a Ucrania. Sin embargo, analistas señalan que estas tácticas podrían tener un efecto contrario, fortaleciendo la unidad entre los aliados de Kiev.

La firma de esta doctrina refleja la creciente frustración dentro de las filas rusas ante el prolongado conflicto. Halcones dentro del gobierno han presionado durante meses para endurecer la postura nuclear, argumentando que las políticas previas no lograron disuadir a Occidente de armar a Ucrania.

A medida que la guerra entra en su tercer año, el riesgo de una escalada nuclear pone en jaque la estabilidad global. La comunidad internacional observa de cerca cómo se desarrollan los acontecimientos, mientras crece la presión sobre todas las partes para buscar una solución diplomática que evite un desastre de mayores proporciones.