Por Alíz Ruvalcaba
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El cantante puertorriqueño Ricky Martin tuvo un regreso triunfal a los escenarios el pasado fin de semana en el Hollywood Bowl de Los Angeles, después de que se levantara una demanda que probó ser falsa, misma que fue retirada por el acusador el día jueves 21 de julio.
En un comunicado de prensa que envió en forma de video, Ricky Martin explicó lo devastador que fue el tener que mantenerse en silencio durante las últimas dos semanas debido a que tenía prohibido hablar de la presunta demanda sino hasta que estuviera frente a un juez, lo que al final no fue necesario ya que se eliminaron todos los cargos.
Así, el boricua prendió por dos noches consecutivas, los pasados viernes y sábado, donde ofreció un emotivo concierto donde se le pudo ver llorando, riendo y entregando el alma y corazón como ya es característico de el ganador de Grammys.
“Les pido que durante las próximas horas olvidemos todo lo que está afuera de este lugar, dejemos el pasado y el futuro y enfoquémonos en estar aquí y ahora… esto es medicina para mi ser, estoy sanando en este momento en el que hablo y les prometo que voy a dejar mi alma entera en este escenario”, fueron las primeras palabras que pronunció.
Antes Ricky Martin había hecho una impactante y colorida entrada vestido de negro con su éxito “´Till I get to you” de su producción “Life”, y fue acompañado en su velada ni más ni menos que por el venezolano Gustavo Dudamel, el Maestro de la Sinfónica de Los Angeles.
La respuesta de los asistentes fue inmediata y calurosa, los gritos no dejaban de escucharse a lo que el cantante reaccionó emocionado, con una sonrisa plena y lágrimas en los ojos gritando con sus manos al cielo “Yes, Yes”, mientras que las ovaciones continuaban.
Una vez que retomó la compostura reiteró: “Olvidemos los problemas, enfoquémonos en la luz, el amor y venga que venimos a pasar un buen tiempo”, exclamó el boricua a ritmo de “La Bomba”, acompañado al compás de la sinfónica.
Ante un auditorio repleto a capacidad, Ricky Martin se adueñó del escenario como sólo él lo sabe hacer.
“¿Están listos para pasar un buen momento conmigo? Acompáñenme que vamos a irnos tiempo atrás a cantar algunas de mis canciones favoritas”, compartía Martin con su entregado público, mientras que Dudamel iniciaba con su orquesta los acordes de “Vuelve”.
Ricky Martin cerrando los ojos antes de iniciar su canto disfrutaba los arreglos de los violines, cuando abrió los ojos sonrió por un momento, y tuvo que tragar saliva después de que no pudo iniciar la canción inundado por la emoción.
Acto seguido y luego de un breve suspiro cuando ya por fin pudo decir entrecortado las palabras, “tal vez, será…” la gente no pudo contenerse y se pusieron de pie a ovacionarlo entonando la letra de uno de sus más grandes éxitos junto con él.
Después de un par de canciones románticas el cantante salió del escenario para dejar entrar a un grupo de bailarines, el ritmo de los tambores era acompañado por las luces inteligentes que marcaban el ritmo y mantenían a la audiencia en espera de más. Acompañados de vestuarios con grandes plumajes l@s bailarines le acompañaban al son de su más icónico y famoso hit: “La Vida Loca”.
Dentro de este maravilloso espectáculo se pudo apreciar la influencia de sus raíces taínas, donde se representaron al son de bomba puertorriqueña que es una mezcla de panderos, tambores y bailables que resemblan la danza afro-taína.
Vestido de blanco salió el boricua, nuevamente al escenario conquistando a los asistentes con sus característicos movimientos de caderas.
Ambas presentaciones tuvieron el mismo formato, pero Ricky logró dar un show diferente a pesar de seguir la misma lista de canciones.
El boricua reside hace un par de años en la ciudad de Los Ángeles, por lo que dijo sentirse en casa y en familia y en ambas ocasiones presentó a su pareja e hijos, quienes lo acompañaban en las primeras filas.
En el segundo concierto se le sintió más ligero y con una sonrisa incontenible, explicó ahí mismo como, “ya puedo sentir un antes y un después a partir de este concierto, no sé qué venga para mí a continuación, pero puedo sentir que ya no soy el mismo, y me siento feliz, gracias por estar conmigo esta noche”, exclamó antes de iniciar con los éxitos de “Pégate un poco más” y “Vente Pa´cá”.
La noche del sábado, ni el público ni sus músicos lo dejaban abandonar el escenario, cuando él hizo el cierre de su canción, se despidió y los músicos iniciaron de nuevo el coro de la canción, a lo que Ricky sonríe y continua cantando, se despide de nuevo al último compás, cierra los ojos y junta las palmas a forma de oración.
Sin embargo, antes de que pudiera salir del escenario los músicos vuelven a iniciar la estrofa, Ricky sonríe y siguió bailando para complacer al público una vez más, por fin se despide de nuevo y los músicos iniciaron otra vez los acordes a lo que el boricua respondió con una carcajada, levantó los brazos sin saber qué hacer, y salió bailando del escenario, no sin antes entregar una bandera de Venezuela a Dudamel, quien lo abrazó y agradeció por tan inolvidable velada.
Sin duda fue un concierto de sanación y viaje en el tiempo para Ricky Martin el representante máximo de la “Isla del Encanto, algo que él y su audiencia necesitaban por igual.