
Por Redacción
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El expresidente Donald Trump advirtió el viernes que Irán deberá permitir inspecciones internacionales para garantizar que no reactive su programa nuclear, tras los recientes bombardeos a instalaciones atómicas iraníes realizados por Israel y Estados Unidos.
Consultado durante una rueda de prensa en la Casa Blanca sobre si exigirá la participación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) u otro ente reconocido en una eventual reanudación del diálogo con Irán, Trump fue tajante: “Tendrán que abrirse al OIEA o a alguien que respetemos. Incluidos nosotros mismos”.
Las declaraciones se producen en medio de una escalada militar sin precedentes entre Irán e Israel, en la que Washington participó con ataques selectivos a instalaciones nucleares iraníes. La tensión complica aún más la posibilidad de retomar las negociaciones del pacto nuclear, colapsado en 2018 cuando el propio Trump retiró unilateralmente a Estados Unidos del acuerdo.
Un escenario hostil para el diálogo
Desde Teherán, el ministro iraní de Exteriores, Abbas Araghchi, admitió que los recientes ataques de EE.UU. a tres instalaciones nucleares clave “complican gravemente” cualquier intento de diálogo.
“No hay fecha, ni compromiso, ni intención clara de reiniciar conversaciones”, afirmó en una entrevista difundida el jueves por la noche en la televisión estatal iraní.
Araghchi denunció que los ataques estadounidenses causaron “daños graves” a su infraestructura nuclear y advirtió que las condiciones actuales hacen inviable una reanudación del proceso negociador.
El acuerdo nuclear original, firmado en 2015 entre Irán y seis potencias internacionales, preveía que Teherán limitara su enriquecimiento de uranio a cambio de un alivio de sanciones económicas. Sin embargo, la retirada de Washington bajo la presidencia de Trump desató años de tensiones que ahora han escalado a una confrontación directa.
Durante la breve pero intensa guerra iniciada el 13 de junio, Israel bombardeó instalaciones nucleares, centros de mando militar y figuras clave del programa atómico iraní. Según cifras proporcionadas por el ejército israelí, los ataques habrían matado a unos 30 comandantes y 11 científicos nucleares, además de destruir ocho instalaciones nucleares y más de 700 objetivos militares.
El grupo Activistas de Derechos Humanos, con sede en Washington, informó que más de 1.000 personas murieron en los bombardeos, incluyendo al menos 417 civiles.
En respuesta, Irán lanzó más de 550 misiles balísticos hacia Israel. La mayoría fueron interceptados, pero algunos impactaron zonas civiles, provocando la muerte de 28 personas.
El portavoz militar israelí, general de brigada Effie Defrin, reconoció que “se superaron algunos objetivos operativos”, aunque subrayó que “la vigilancia debe mantenerse”.
Intervención estadounidense y represalias
Estados Unidos intervino directamente el domingo pasado, atacando tres instalaciones nucleares clave con misiles de crucero y bombas antibúnker lanzadas desde bombarderos B-2. El lunes, Irán respondió con el lanzamiento de misiles hacia una base militar estadounidense en Qatar. No se reportaron bajas.
Trump afirmó el viernes que el operativo estadounidense “destruyó por completo” el programa nuclear de Irán. Sin embargo, el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, lo desmintió al declarar que los ataques no “lograron nada significativo”.
“Los bombardeamos hasta el infierno”, replicó Trump en su discurso. Incluso se dirigió a Jamenei: “Eres un hombre de fe, respetado en tu país. Tienes que decir la verdad. Te golpearon duro”.
Un alto mando militar israelí señaló que su inteligencia indica que las capacidades iraníes para enriquecer uranio al 90 % fueron neutralizadas “por un periodo prolongado”. No está claro si este dato contradice reportes estadounidenses preliminares que estiman que el programa nuclear iraní ha sido retrasado solo por unos meses.
Se especula que Irán trasladó parte de su uranio enriquecido antes de los ataques, como había anunciado previamente al OIEA. Sin embargo, el director del organismo, Rafael Grossi, declaró a Radio France International que los daños observados en la instalación de Fordo —construida dentro de una montaña— fueron “muy, muy, muy considerables”.
Grossi explicó que las centrifugadoras dañadas son máquinas de alta precisión y que las bombas de 30.000 libras utilizadas por EE.UU. “inevitablemente causaron daños físicos importantes”. Añadió que esas centrifugadoras “ya no están operando”.
El ministro Araghchi también reconoció que el daño era “grave”. No obstante, señaló que por ahora Irán no permitirá el acceso del OIEA a las instalaciones atacadas.
Mientras tanto, en Teherán, el régimen ha intensificado las detenciones internas. El clérigo Hamzeh Khalili, también vicepresidente del Tribunal Supremo, prometió durante las oraciones del viernes que los acusados de espiar para Israel serán procesados “de manera especial”.
Durante la guerra, Irán ejecutó a varias personas que ya estaban detenidas por presunto espionaje, generando preocupación entre activistas ante una posible ola de ejecuciones. Según informes, docenas han sido arrestadas en distintas ciudades por supuesta colaboración con Israel.
El futuro del programa nuclear iraní, y la posibilidad de un acuerdo renovado, permanece incierto. Las recientes hostilidades, sumadas a la postura desafiante de Teherán y las demandas de inspección de Trump, auguran un proceso complicado.
“Nada está resuelto. Todo está más tenso que nunca”, resumió un analista de seguridad regional. “El próximo paso dependerá de quién decida ceder primero. Por ahora, ninguno da señales”.