Rubio visita México en medio de tensiones por despliegue militar de Trump en el Caribe

Por Redacción
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El viaje ocurre en un momento en que Washington busca reafirmar su influencia en América Latina, al tiempo que la presencia militar estadounidense genera temores de intromisión y despierta críticas por parte de varios gobiernos. Para México, la reunión será un ejercicio de equilibrio: Sheinbaum intenta preservar una relación estratégica con Estados Unidos, pero sin ceder en la defensa de la soberanía nacional.

El martes, Trump anunció lo que describió como un “ataque mortal” contra un barco del grupo criminal Tren de Aragua en aguas caribeñas. Según el mandatario, la operación dejó al menos once muertos y formó parte de una ofensiva más amplia para frenar el narcotráfico hacia Estados Unidos. El despliegue incluyó buques de guerra y refuerzos en zonas cercanas a América Latina.

Rubio defendió la acción militar, subrayando que la administración no dudará en emplear toda su fuerza contra los carteles. “El presidente ha sido muy claro en que va a usar todo el poder de Estados Unidos para erradicar a los carteles de drogas, sin importar desde dónde operen”, dijo el secretario de Estado a periodistas.

El ataque representa un giro más agresivo en la política antidrogas de Trump, que ya había incomodado a varios países de la región con amenazas de sanciones y exigencias comerciales. Ahora, la demostración militar plantea nuevos dilemas: mientras algunos sectores en Estados Unidos celebran la medida, voces críticas advierten sobre el riesgo de desestabilizar aún más al continente.

Para México, la situación resulta especialmente delicada. La presidenta Sheinbaum ha endurecido la persecución contra el narcotráfico y ha colaborado con Washington en extradiciones y decomisos de fentanilo. Sin embargo, también ha reiterado que su país “bajo ninguna circunstancia aceptará intervenciones” extranjeras. En su primer informe anual, la mandataria recalcó que la integridad territorial es innegociable, en un mensaje que pareció dirigido tanto a Trump como a los críticos internos que la acusan de ceder demasiado ante la presión estadounidense.

Rubio arribará a la capital mexicana este miércoles con una agenda que incluye reuniones con la cancillería y un encuentro privado con Sheinbaum en Palacio Nacional. Según el Departamento de Estado, la visita busca fortalecer la cooperación en migración, seguridad fronteriza, combate al crimen organizado y contrarrestar la influencia de China en la región.

La mandataria mexicana enfrenta el reto de equilibrar la cooperación con la defensa de los intereses nacionales. Desde el inicio de su gobierno, ha enviado a la Guardia Nacional a la frontera norte para contener flujos migratorios y ha extraditado a 55 figuras ligadas al narcotráfico solicitadas por Estados Unidos. Aun así, insiste en que la relación debe regirse por el respeto mutuo.

“Habrá momentos de mayor tensión, de menor tensión, de temas en los que no estemos de acuerdo, pero tenemos que buscar una buena relación”, expresó Sheinbaum en declaraciones previas al arribo de Rubio.

Uno de los puntos más sensibles es el acuerdo de seguridad que ambos gobiernos discuten desde hace meses. Inicialmente planteado como un pacto integral con mecanismos de protección a la soberanía mexicana, el plan ha sido reducido a un memorando de entendimiento enfocado en intercambio de información e inteligencia sobre narcotráfico y lavado de dinero. Para analistas, ese ajuste refleja tanto la presión de Washington como la resistencia mexicana a formalizar compromisos que puedan interpretarse como subordinación.

Rubio llega a México tras participar en Florida en un evento de apoyo a un disidente cubano, lo que refuerza su imagen de crítico de los regímenes de izquierda en la región. Hijo de inmigrantes cubanos, el secretario ha mantenido un discurso duro contra Nicolás Maduro en Venezuela, así como contra los gobiernos de Cuba y Nicaragua. Su postura, alineada con la de Trump, busca proyectar a Washington como líder hemisférico frente a lo que considera “conductas malignas” de actores regionales y extrarregionales.

En paralelo, Sheinbaum busca mostrarse como una presidenta firme que coopera con Estados Unidos sin comprometer la independencia nacional. Su administración ha destacado los avances en la lucha contra el fentanilo, recordando que el narcótico ya ha provocado miles de muertes en territorio estadounidense. Al mismo tiempo, insiste en que la solución requiere también controlar el flujo de armas provenientes del norte.

Tras su paso por México, Rubio viajará a Ecuador, en lo que será su tercer periplo latinoamericano desde que asumió la jefatura del Departamento de Estado. La gira refleja la prioridad que la Casa Blanca otorga al hemisferio, aunque la sombra del despliegue militar podría opacar los esfuerzos diplomáticos.