Por Agencias
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Un impávido Donald Trump realizó una momentánea comparecencia en la corte el martes, en la que enfrentó una acusación de 34 delitos graves por un plan para enterrar señalamientos de relaciones extramaritales que surgieron durante su primera campaña presidencial.
La lectura de cargos en una sala de tribunal de Manhattan fue un espectáculo impresionante y aleccionador para el primer expresidente de Estados Unidos en la historia en enfrentar acusaciones penales. Mientras Trump veía el proceso en silencio, los fiscales lo acusaron tajantemente de conducta criminal y abrieron la puerta para un juicio penal en la ciudad en la que se convirtió en celebridad hace varias décadas.
El proceso se centra en las acusaciones de que Trump falsificó registros contables de su compañía privada mientras intentaba encubrir sus intentos de influir ilegalmente en las elecciones de 2016 al organizar pagos que silenciaron señalamientos potencialmente dañinos para su candidatura. Incluye 34 cargos de amañar registros relacionados con los cheques que Trump envió a su abogado personal como reembolso por su participación en el pago a una actriz porno que dijo que había tenido un encuentro sexual extramatrimonial con Trump hace varios años.
“El acusado, Donald J. Trump, falsificó registros contables de Nueva York a fin de ocultar un plan ilícito para socavar la integridad de la elección presidencial de 2016 y otras violaciones a las leyes electorales”, declaró el asistente del fiscal de distrito Christopher Conroy.
Trump, serio y en silencio a su entrada y salida de la corte de Manhattan, pronunció “inocente” en voz firme ante un juez que le advirtió que se abstuviera de retórica que pudiera incitar o causar disturbios civiles. En total, el siempre voluble Trump, quien durante las semanas previas a la audiencia del martes había calificado el caso como una persecución política, pronunció unas 10 palabras, aunque pareció mirar fijamente al fiscal de distrito de Manhattan Alvin Bragg durante un buen rato.
A su regreso a su finca Mar-a-Lago, en Florida, donde pronunció un discurso ante cientos de seguidores, Trump nuevamente proclamó su inocencia y declaró en su plataforma de redes sociales Truth Social que “la audiencia fue impactante para muchos en el sentido de que no tenían ‘sorpresas’ y por lo tanto, no hay caso”.
En su discurso, Trump arremetió nuevamente contra la fiscalía y atacó al fiscal y al juez que preside el caso, a pesar de que horas antes fue advertido sobre la retórica incendiaria. En una muestra de que otras investigaciones le están pesando, Trump también dirigió su discurso hacia otra pesquisa del Departamento de Justicia sobre su manejo de documentos confidenciales.
“Nunca pensé que podía pasar algo así en Estados Unidos”, dijo sobre su acusación en Nueva York. “Se emprendió este falso proceso sólo para interferir con la próxima elección de 2024, y debería ser desestimado de inmediato”.
La multitud en Mar-a-Lago incluía a simpatizantes como la candidata derrotada a la gubernatura de Arizona Kari Lake y su viejo aliado Roger Stone. La esposa de Trump, Melania, no estuvo a su lado y tampoco se le vio en Nueva York.
La audiencia de lectura de cargos supone un notable ajuste de cuentas para Trump tras años de investigaciones sobre sus acuerdos de negocios, personales y políticos. Muestra que incluso en momentos en que Trump busca volver a la Casa Blanca en 2024, está siendo asediado por investigaciones relacionadas con su comportamiento en los dos comicios previos, pues fiscales en Atlanta y Washington analizan los intentos del exmandatario y sus aliados de revertir las elecciones de 2020, pesquisas que podrían producir más acusaciones.
En el caso de Nueva York, cada cargo de falsificación de registros contables (un delito grave) podría conllevar una pena de hasta cuatro años en prisión, aunque no está claro si un juez impondría alguna sentencia de cárcel en caso de que se le declare culpable. Su próxima audiencia está programada para el 4 de diciembre — dos meses antes de que los republicanos inicien su proceso de nominación — y se prevé que Trump deba presentarse de nuevo en la corte.
La audiencia de lectura de cargos también abordó la retórica de Trump en torno al caso, y en un punto los fiscales entregaron al juez hojas impresas de las publicaciones del exmandatario en redes sociales frente a la mirada de Trump y sus abogados. El juez de la Corte Suprema Juan Merchan no emitió una orden mordaza, pero les dijo a los abogados de Trump que le recomendaran abstenerse de publicaciones que pudieran incitar disturbios.
Las líneas generales del caso se conocen desde hace tiempo. Según los fiscales, comenzó en los primeros meses de campaña de Trump en 2015, cuando su pasado de celebridad chocó con sus ambiciones presidenciales.
Aunque los fiscales expresaron su confianza en el caso, no es seguro que lleguen a una condena debido a las complejidades legales de las acusaciones, la aplicación de las leyes electorales estatales en una elección federal y la posible dependencia de la fiscalía en un testigo clave, el exabogado personal de Trump, Michael Cohen, quien se declaró culpable de falso testimonio en 2018.
Todo gira en torno a los pagos hechos a dos mujeres —la estrella del porno Stormy Daniels y la ex modelo de Playboy Karen McDougal— que dijeron haber tenido encuentros sexuales extramatrimoniales con él años antes, así como a un portero de la Torre Trump que afirmó tener una historia sobre un hijo que supuestamente el expresidente tuvo fuera del matrimonio.
“No se trata de un solo pago. Son 34 declaraciones y registros contables falsos que ocultaban conducta criminal”, dijo Bragg a la prensa cuando se le preguntó cómo es que los tres supuestos pagos estaban relacionados.
Los 34 cargos contra Trump están vinculados a una serie de cheques emitidos para Cohen, para reembolsarle por su papel en los pagos a Daniels. Esos pagos, realizados durante 12 meses, fueron registrados en varios documentos internos de la compañía como un adelanto que los fiscales afirman que no existía. Cohen testificó ante el jurado investigador y se tiene previsto que sea el testigo estrella de la fiscalía.
Nueve de esos cheques mensuales fueron pagados de las cuentas personales de Trump, pero los registros relacionados a ellos se mantuvieron en el sistema de datos de la Organización Trump.
La fiscalía asegura que la primera ocasión que Trump ordenó los pagos fue en otoño de 2015, cuando un exportero de la Torre Trump intentaba vender información sobre un supuesto hijo de Trump fuera del matrimonio.
David Pecker, amigo de Trump y editor del National Enquirer, le pagó al portero 30.000 dólares por los derechos exclusivos de su historia, en virtud de un acuerdo para proteger a Trump durante su campaña presidencial, según la acusación formal. La compañía de Pecker determinó posteriormente que la historia del portero era falsa, pero a solicitud de Cohen supuestamente se mantuvo la confidencialidad del portero hasta después de las elecciones.
Trump niega haber tenido relaciones con alguna de las dos mujeres y ha negado haber cometido delito alguno con los pagos.
El itinerario de la jornada, con su cautivadora mezcla de asuntos políticos y judiciales, representa una nueva realidad dual para Trump: se somete a las adustas demandas del sistema penal estadounidense mientras proyecta un aura de desafío y victimismo en sus mítines de campaña.
Con su característico traje oscuro y corbata roja, Trump se dio vuelta y saludó a la multitud en el exterior del edificio antes de dirigirse al interior para que le tomaran las huellas dactilares y lo procesaran. Llegó al tribunal en una caravana de ocho vehículos desde la Torre Trump, comunicando en tiempo real su enfado con el proceso.
“Hacia el Bajo Manhattan, el Palacio de Justicia”, publicó en su red Truth Social. “Parece tan surrealista. Wow, me van a arrestar. No puedo creer que esto esté sucediendo en Estados Unidos. ¡MAGA!”, añadió, usando el acrónimo de “Make America Great Again” (“Devolver la grandeza a Estados Unidos”), el lema que usó en su campaña electoral en 2016.
Posteriormente, el abogado de Trump Todd Blanche dijo a los reporteros que era “un día triste para el país”.
“No esperas que esto le pase a alguien que fue presidente de Estados Unidos”, puntualizó.