Por Redacción
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El presidente Donald Trump visitó este viernes el condado de Kerr, epicentro de las devastadoras inundaciones que el pasado fin de semana cobraron más de 120 vidas en Texas, incluidas las de una veintena de jóvenes en un campamento cristiano. La visita buscó calmar las críticas por la respuesta federal al desastre y marcó un cambio en el plan del mandatario de desmantelar la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA), que había sido blanco de recortes dentro de su propuesta de reducción del gobierno federal.
“Es una cosa horrible, una cosa horrible”, dijo Trump antes de partir desde Washington rumbo al estado afectado. Más de 160 personas continúan desaparecidas y cientos de rescatistas siguen desplegados a lo largo de 50 kilómetros del desbordado río Guadalupe, donde se concentra la operación de búsqueda.
Tras aterrizar en Texas, Trump recorrió áreas devastadas junto al río y se reunió con autoridades locales, socorristas y voluntarios en Kerrville. Visiblemente afectado, describió la transformación del río: “Nunca he visto nada igual. Un pequeño río estrecho convertido en un monstruo”.
El presidente hizo énfasis en el impacto humano de la tragedia. “Docenas y docenas de jóvenes arrebatados por las aguas. Es devastador”, expresó.
Sin embargo, también se mostró a la defensiva frente a la prensa. Cuando un periodista preguntó sobre la posible ineficiencia del sistema de alertas, Trump respondió: “Todos hicieron un trabajo increíble dadas las circunstancias”, y calificó la pregunta de “malvada”, elogiando en contraste a otro reportero afín.
FEMA y recortes en el centro del debate
Las críticas a la respuesta federal no han cesado, particularmente respecto al desempeño de FEMA. Se señala que los equipos de búsqueda no llegaron a la zona sino hasta más de 72 horas después de iniciadas las inundaciones, debido a nuevas reglas que exigen la aprobación directa de la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, incluso para gastos menores.
El alcalde de Kerrville, Joe Herring, señaló que no fue informado a tiempo sobre los recursos que FEMA iba a desplegar. Representantes demócratas han solicitado una investigación sobre la demora y los recortes que, argumentan, afectaron la capacidad de respuesta de la agencia.
La tragedia también ha reavivado el debate sobre la planificación en zonas de riesgo. El campamento cristiano donde murieron 20 adolescentes estaba ubicado muy cerca del río Guadalupe, a pesar de advertencias previas. Informes señalan que no se tomaron medidas preventivas ni se establecieron rutas claras de evacuación.
Hasta hace unas semanas, Trump insistía en cerrar FEMA y transferir la gestión de desastres a los estados. Sin embargo, tras la tragedia, el presidente ha suspendido ese plan y aprobó este viernes la extensión de la declaración de zona catastrófica a ocho condados más, habilitando así el acceso a fondos federales.
Austeridad frente al cambio climático
Expertos advierten que la creciente frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos, atribuida al cambio climático, hace aún más peligrosa la política de recortes. “Reducir inversión en emergencias mientras aumentan los riesgos es una receta para el desastre”, advirtió el climatólogo Matthew Reeves.
En el norte del condado de Kerr, nuevas alertas por lluvias torrenciales han elevado el nivel de riesgo a 2 de 4 para este fin de semana. Las autoridades locales han reiterado que su prioridad sigue siendo encontrar a las personas desaparecidas. Sin embargo, para muchos residentes, la tragedia ha expuesto las debilidades de un sistema federal que parece desbordado por la magnitud de los desastres.
