Un inicio inundado

Carlos Hernández es el editor de El Latino y un periodista con una amplia experiencia en periodismo. Ha sido corresponsal internacional en Atlanta, Nueva York y California de agencias de noticias como EFE de España y la Associated Press./EL LATINO

Por Carlos Hernández
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Lamentablemente en la Costa Central, o más bien dicho en todo nuestro estado, no hemos iniciado el año de manera placentera a causa de las copiosas tormentas. 

Todos los que vivimos en esta bella zona nos vimos afectados directa o indirectamente por las torrenciales lluvias, que sin duda han dejado millones de dólares en pérdidas en daños materiales, aunque si bien es cierto no se reportaron víctimas humanas.

La inclemencia del clima golpeó de una manera, que no se había visto en los últimos 28 años, ya que las 18 pulgadas de lluvia que se reportaron en el Condado de Ventura rompieron todos los récords, que se tienen desde los años 80s.

 Si bien es cierto la presa de Ojai, que hasta el verano pasado estaba en un 80% seca, se llenó a su máxima capacidad y hasta se vio desbordada la tarde del lunes 8 de enero, algo que viene sin duda a mitigar la sequía que tanta afecta a toda California desde hace 10 años.

En San Francisco por ejemplo, las 14 pulgadas que han caído en las últimas dos semanas rompieron el récord de más de 150 años, y así muchas otras ciudades han  experimentado lo mismo.

Sin embargo, todos estos caudales de agua que desgraciadamente la mayoría se desperdicia y va a parar al mar, de acuerdo a un reporte publicado por la Universidad de California de Berkley, no son más que la prueba de un calentamiento global.

Y es que según el reporte, el calentamiento de planeta trastorna a su vez las estaciones y los fenómenos naturales de precipitación y sequía.

Es decir, que las estaciones se hacen más extremas, haciendo que el invierno traiga más tormentas, más nieve, pero a la vez el verano sea más caluroso, y esto a la vez provoca que todas las ganancias, por así decirlo en las reservas de agua, sean secadas de manera más rápida por las brutales olas de calor del verano.

La culpa, como ustedes ya se podrán imaginar, no es más que de nosotros los seres humanos, donde en plena era de desarrollo digital, y de avances tecnológicos, somos más sucios que nunca.

Sí, porque esos desperdicios de basura, el no saber reciclar, el uso innecesario de productos y envases de plásticos, la compra compulsiva de artículos y prendas de todo tipo, sin mencionar el malgasto de agua potable, nos empiezan a pasar factura de una manera que la humanidad no ha visto.

El egoísmo del ser humano nos ha llevado a pensar en sólo el hoy, y no en el mañana, estamos arruinando el planeta sin pensar en las generaciones venideras.

Estamos cortando la oportunidad de seguir avanzando, porque créanme que sin un planeta sano, las probabilidades de desarrollos se disminuyen grandemente.

Pero en medio del egoísmo de mucho, queda contrastado con la valentía y liderazgo de los numerosos miembros de las agencias del orden público y auxilio, ya que muchos de ellos expusieron sus vidas esta semana de inundaciones en nuestra zona.

Desinteresadamente ayudaron y rescataron a los que se necesitaban, así como se encargaron de mantener informados a la comunidad de la Costa Central de la situación de emergencia que se vivía.

Aunque para muchos tedioso, el esfuerzo de evacuación y el acatar la orden sirvió para salvar muchísimas vidas, y no como sucedió en 2018 con los deslaves de Montecito