Por Agencias
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Conforme va bajando la inflación en la región, se va facilitando una recuperación de los ingresos, señala la organización internacional en su reporte publicado el miércoles.
Las condiciones económicas en las economías latinoamericanas varían ampliamente: mientras el crecimiento en el primer semestre de 2023 se mantuvo sólido en países como Brasil, México y Costa Rica, se desaceleró en Colombia y Chile y fue débil en Perú y Argentina, informó este miércoles la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Sin embargo, se espera cierta convergencia a lo largo de 2024-25, y se prevé que la mayoría de estas economías tendrán un crecimiento del PIB del orden del 2-3% en 2025″, pronosticó el centro de análisis con sede en París.
“Se prevé que las tasas de interés oficiales en Brasil sigan bajando, y que las condiciones crediticias más estrictas reduzcan constantemente la inflación”, dice el reporte de perspectivas económicas a nivel mundial. “Se proyecta que México comience a reducir las tasas de política en una etapa posterior, en la segunda mitad de 2024, cuando se espera que tanto la inflación general como la subyacente caigan por debajo del 4%, el límite superior de la banda meta de inflación”, dice el texto.
Para mercados emergentes, como los que conforman la región Latinoamericana, la OCDE destaca una variedad de riesgos en torno a las proyecciones para 2025. El endurecimiento inusualmente rápido y a gran escala de la política monetaria en la mayoría de las principales economías en los últimos dos años, ha creado una incertidumbre considerable y podría seguir exponiendo las vulnerabilidades entre los hogares, empresas, participantes en los mercados financieros y gobiernos.
“Las crecientes tensiones geopolíticas también podrían desacelerar el crecimiento y aumentar la inflación”, dice la OCDE en su reporte de fin de año de 221 páginas. “Las continuas tensiones estructurales en China crean otro riesgo a la baja para las proyecciones de crecimiento global, dada la importancia general de China en la economía global. Además, el cambio climático actual genera un riesgo cada vez mayor de fenómenos meteorológicos extremos, algunos de los cuales tienen el potencial de provocar shocks de oferta negativos con efectos globales”.
Además, el episodio de El Niño que comenzó a principios de este año aumenta los riesgos de fenómenos climáticos extremos, así como posibles efectos adversos a corto plazo sobre la producción agrícola en Australia y Nueva Zelanda, el sudeste asiático, Sudáfrica y muchas economías latinoamericanas. “En general, los riesgos para las proyecciones siguen sesgados a la baja, incluso aunque también sean posibles resultados más favorables”, concluyó la OCDE.