Por Agencias
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«Vi que el avión parecía un trozo de papel. Estaba claro que el piloto había perdido el control y que algo malo podía ocurrir. Y al final, realmente parecía un trozo de papel y se estrelló. Estaba muy cerca del barrio donde vivo. En cuanto se estrelló, solo había humo y silencio».
Así es como Letícia Oliveira do Nascimento, una estudiante de 25 años, relató cómo vio el accidente aéreo del viernes que dejó 62 muertos en la ciudad de Vinhedo, en el estado de Sao Paulo, Brasil.
La aeronave comercial de la compañía Voepass Linhas Aéreas se estrelló en una zona residencial de la localidad situada a unos 80 kilómetros de Sao Paulo.
El vuelo 2283 salió de la ciudad de Cascavel a las 11.46 horas con destino al aeropuerto de Guarulhos, que sirve a Sao Paulo. Llevaba 58 pasajeros y cuatro miembros de la tripulación. No hubo sobrevivientes.
«En ese momento estaba temblando»
Oliveira dice que estaba dentro de su casa cuando el avión hizo un fuerte ruido al pasar sobre la zona. Al principio pensó que se trataba de una avioneta haciendo maniobras, pero el ruido empezó a hacerse cada vez más fuerte.
«Iba a salir cuando oí un ruido muy extraño. Llegué a pensar que era un avión de humo, hasta que mi vecino gritó: ‘el avión se va a estrellar'», explica.
Antes de caer en picada, asegura, la aeronave sobrevoló la zona durante tres o cuatro minutos.
«Fue mucho tiempo. En ese momento estaba pidiendo un Uber, que estaba a cuatro minutos y eso es lo que tardó (el auto) en llegar. El ruido estaba allí, pero el avión estaba entre las nubes. Estaba muy nublado. Cuando sale de entre las nubes, se cae», recuerda Oliveira.
La estudiante aseguró que entró en estado de shock en cuanto ocurrió el accidente. Estaba tan nerviosa que no pudo utilizar su teléfono móvil para grabar lo que estaba ocurriendo.
«En ese momento estaba temblando. No podía creer lo que estaba pasando. Creo que es lo más impactante que me ha pasado en la vida», dice.
«Lo vi pasar por encima de mi casa»
Edival Monteiro de Souza, de 67 años, volvía a casa después de hacer compras en el supermercado cuando se percató de la aeronave.
«Lo vi pasar por encima de mi casa. Hizo una primera pirueta y, en la segunda, bajó en línea recta y se estrelló en lo alto de la colina y no pude ver nada más. Solo vi el humo que se elevaba muy rápidamente», recuerda.
Monteiro cuenta que, inmediatamente después de la caída, el ambiente en la localidad cambió radicalmente. Mientras algunas personas gritaban desesperadas, otras corrían hacia el lugar del accidente, al tiempo que la policía intentaba aislar los restos en llamas de la aeronave.
En opinión de Monteiro, el piloto maniobró para evitar fábricas y zonas con más viviendas con el fin de evitar un desastre aún mayor. Según el gobierno de Vinhedo, nadie en tierra resultó herido como consecuencia del accidente.
«Si cae sobre una fábrica, allí hay más de cien empleados. El tipo era listo. Hay fábricas de colchones, de herramientas, de cerveza, de aluminio. Creo que los esquivó», afirma.
La tragedia de Vinhedo se ha convertido en el accidente aéreo más mortífero en suelo brasileño desde 2007, cuando un avión de TAM mató a 199 personas al estrellarse contra un edificio mientras intentaba aterrizar en el aeropuerto de Congonhas, en Sao Paulo.
Los vídeos que circulan por las redes sociales muestran cómo el avión cae en picada mientras gira en el aire. Las imágenes muestran después una explosión y humo negro saliendo del lugar.
Las investigaciones sobre las causas del accidente están aún en sus primeras fases y, según el brigadier Marcelo Moreno, jefe del Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Cenipa), cualquier conclusión «es todavía prematura».
Calificó el accidente de «complejo» y «catastrófico».
Las “cajas negras” -que son dos grabadoras, una de voz y otra de datos- fueron localizadas y serán esenciales para orientar las investigaciones sobre las causas del accidente.
«Vi los cuerpos en el suelo, gente ardiendo»
El mecánico João Vitor da Silva, de 21 años, dice que estaba almorzando cuando oyó ruidos muy fuertes. En ese momento, pensó que el ruido era causado por una fumigación con humo.
«Salí por la ventana y vi caer el avión. Monté mi moto y seguí el humo en la dirección en que había caído. Cuando llegué, el dueño de la casa (frente al lugar del accidente) ya estaba histérico. Luego vi a la gente en el suelo, los cadáveres. Fue muy triste. Me impactó», dice.
Voepass ha publicado una lista con los nombres de todos los pasajeros que iban a bordo del vuelo 2283. Eduardo Busch, Director General de Voepass, dijo que la mayoría de los pasajeros eran de Cascavel y Sao Paulo.
A bordo viajaba un grupo de médicos que se dirigían a Sao Paulo para participar en una reunión. Al menos dos de las víctimas eran doctoras del hospital Uopeccan de Cascavel, Arianne Albuquerque Estevan Risso y Mariana Comiran Belim, ambas residentes de oncología clínica.
Entre los médicos que perdieron la vida se encontraban el profesor José Roberto Leonel Ferreira, radiólogo recientemente jubilado de la Universidad Estatal del Oeste del Paraná, y la pediatra Sarah Sella Langer, que trabajaba en el hospital universitario.
João cuenta que, desde que empezó a oír los ruidos hasta el momento en que se cayó, pasaron entre uno y dos minutos.
«Tanto es así que, cuando vi que se caía, saqué el móvil para grabarlo. Pero cuando pulsé grabar, ya se había caído», recuerda João.
El mecánico dice que vive a menos de un kilómetro del accidente y acudió rápidamente al lugar para intentar ayudar en el rescate si fuera necesario. Por el camino, dice que vio la cara de desesperación de la gente en la calle.
Cuando se acercó al lugar, sintió un fuerte olor a humo y no se acercó demasiado al avión por el calor de las llamas y el riesgo de explosión. Pero dice que, cuando vio el avión, se dio cuenta de que todas las personas habrían ya muerto.
«Llegué antes que la policía. Solo había unas diez personas y algunos mensajeros en moto. Cuando llegué, vi los cuerpos en el suelo. Es difícil de olvidar. Nunca lo olvidaré».