Por Redacción
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Las facturas de calefacción traerán más presión económica a los hogares estadounidenses este invierno. Según una estimación de la Asociación Nacional de Directores de Asistencia Energética (NEADA, por sus siglas en inglés), el costo promedio de mantener una vivienda caliente aumentará un 7,6 %, alcanzando los 976 dólares por temporada. El incremento refleja la combinación de mayores precios de la electricidad y del gas natural, sumado a un pronóstico que anticipa un invierno más frío que el anterior.
El alza ocurre en un contexto complejo: los consumidores todavía resienten las facturas elevadas de electricidad del verano, el encarecimiento de los alimentos, el aumento de los seguros de salud y el peso de otros gastos esenciales. La perspectiva de nuevos incrementos en servicios básicos acentúa el malestar económico de las familias, sobre todo porque no se esperan cambios en los programas federales que ayudan a cubrir facturas de energía.
El impacto según el tipo de calefacción
Los aumentos no serán iguales para todos. El golpe dependerá en gran medida de cómo se calienta cada hogar y de la región del país.
Los consumidores que usan calefacción eléctrica enfrentarán el ajuste más fuerte, ya que el costo de la electricidad crece al doble del ritmo de la inflación. La proyección señala que estas facturas subirán un 10,2 %, hasta un promedio de 1.205 dólares durante la temporada invernal. Cerca de 56 millones de hogares dependen de la electricidad, con gran concentración en el sur del país, donde el incremento podría superar el 21 %.
En paralelo, los 60 millones de viviendas que dependen del gas natural pagarán alrededor de 8,4 % más, lo que dejará una factura promedio de 693 dólares. Los residentes del medio oeste son los más expuestos: se calcula que su gasto aumentará en un 16,4 %, con un promedio de 698 dólares por temporada.
El panorama se complica porque más de 100 compañías de electricidad y gas ya han incrementado sus tarifas o planean hacerlo en los próximos meses, según un informe del Center for American Progress. En total, unos 81 millones de clientes de electricidad y 28 millones de clientes de gas natural se verán afectados.
El informe identifica varios factores detrás del aumento. Entre ellos, destaca la demanda creciente de electricidad en los centros de datos de inteligencia artificial, la necesidad de modernizar la infraestructura de la red eléctrica y el encarecimiento de los combustibles.
“Antes de 2021, los costos de calefacción de invierno eran relativamente estables”, explicó Mark Wolfe, director ejecutivo de NEADA. “Desde entonces, los precios se han disparado: la electricidad subió un 31 % y el gas natural casi un 27 %. Esta parece ser la nueva normalidad”.
Quienes dependen del aceite de calefacción o del propano tendrán un respiro. En conjunto, más de 11 millones de hogares utilizan estas fuentes de energía y se proyecta que experimenten reducciones: el aceite bajará un 4 %, hasta un promedio de 1.455 dólares, mientras que el propano disminuirá un 5 %, hasta 1.250 dólares.
Menos ayuda federal y mayor demanda de asistencia
El aumento en los costos llega en un momento en que la ayuda federal permanece estancada. El Congreso ha mantenido el financiamiento del Programa de Asistencia de Energía para Hogares de Bajos Ingresos (LIHEAP, por sus siglas en inglés) en alrededor de 4.000 millones de dólares durante los últimos dos años, y la propuesta para el próximo año fiscal mantiene la misma cantidad.
Esta falta de incremento ha llevado a varios estados a reducir la promoción del programa. “Lo que he visto es mucho menos alcance porque no tienen suficiente dinero para atender a toda la población que lo necesita”, advirtió Wolfe. “Si ingresan más personas, deben recortar las subvenciones. Esa es la tensión que enfrentamos”.
En ciudades como Filadelfia, la demanda de ayuda energética crece rápidamente. Charles Lanier, director del Comité Asesor del Vecindario de Hunting Park, dijo que su organización recibe cada vez más solicitudes de familias que no pueden cubrir sus gastos básicos. “Estamos más ocupados que nunca. Muchos clientes tienen atrasos de cientos o miles de dólares en sus facturas de servicios públicos”, comentó.
El panorama es similar en Delaware, donde el programa LIHEAP se prepara para una avalancha de solicitudes tras una temporada de verano con niveles de asistencia más altos de lo previsto.
“Ya tenemos cientos de pedidos y la temporada ni siquiera ha comenzado”, señaló Sofya Mirvis, directora de operaciones de la Agencia de Coordinación de Energía, que administra el programa estatal.
Para millones de familias de ingresos bajos y medios, la combinación de inflación persistente, servicios más caros y ayudas limitadas representa un desafío creciente. A medida que avanza septiembre y se acerca el frío, la preocupación es clara: el invierno 2025 podría ser uno de los más costosos en décadas para mantenerse abrigado dentro del hogar.
