Por Agencias
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El sistema político de Estados Unidos se enfrenta a una serie de desafíos sin precedentes mientras la campaña presidencial de 2024 avanza hacia sus últimas semanas.
Con amenazas a funcionarios electorales, conspiraciones que alimentan el miedo en las redes sociales y ataques directos a los candidatos, el país parece estar en un momento de volatilidad e incertidumbre.
En las últimas semanas, el FBI ha iniciado una investigación sobre la llegada de paquetes sospechosos a funcionarios electorales en más de una docena de estados, y la policía estatal ha tenido que intervenir en escuelas de Ohio debido a amenazas de bomba, producto de teorías de conspiración que circulan en internet. La retórica violenta en redes sociales está en aumento, avivando un clima de miedo e inestabilidad en un país ya dividido.
Escalada de violencia en una campaña marcada por tensiones políticas
El clima de tensión alcanzó un nuevo punto crítico con el segundo intento de asesinato en nueve semanas contra el candidato presidencial republicano Donald Trump. Este incidente ha subrayado el ambiente volátil que rodea las elecciones de 2024, la primera elección presidencial tras la insurrección en el Capitolio en enero de 2021, un evento que dejó profundas cicatrices en la democracia estadounidense y que fue alimentado por la falsa narrativa de que las elecciones de 2020 fueron robadas.
A medida que los estadounidenses se acercan al día de las elecciones, el 5 de noviembre, tanto los líderes políticos como los votantes deben navegar un terreno político sin precedentes, en el que el sistema democrático del país está siendo puesto a prueba.
La sombra del pasado y el peso de la historia
Estados Unidos ha enfrentado crisis políticas antes. Desde la Guerra Civil hasta elecciones resueltas por la Corte Suprema, la nación ha superado momentos difíciles. En 1968, el país vivió una serie de asesinatos y disturbios mortales en el marco de las elecciones presidenciales. Sin embargo, lo que hace que el momento actual sea especialmente significativo es la combinación de desconfianza generalizada hacia el gobierno con la proliferación de teorías de conspiración, principalmente a través de internet.
Douglas Brinkley, historiador presidencial de la Universidad Rice, sostiene que el país se encuentra en una “atmósfera de incertidumbre”, alimentada por una creciente desconfianza y una retórica incendiaria. Un ejemplo de esta dinámica fue el intento de asesinato en West Palm Beach, Florida, cuando un hombre armado fue detenido cerca del campo de golf donde Trump jugaba.
Este tipo de incidentes ha echado más leña al fuego de una campaña electoral ya tensa. La combinación de teorías conspirativas y un discurso político polarizado ha creado una atmósfera que muchos consideran peligrosa.
Las redes sociales como catalizador del caos
Internet ha jugado un papel central en la expansión de la violencia y la desinformación. El Partido Libertario de Nueva Hampshire, por ejemplo, publicó en redes sociales que “cualquiera que asesine a Kamala Harris sería un héroe estadounidense”. Aunque la publicación fue eliminada, el grupo no condenó de manera explícita la violencia política, publicando al día siguiente: “Es moralmente correcto utilizar la violencia para detener la agresión”.
Elon Musk, propietario de la plataforma X (antes Twitter), también ha contribuido a la confusión. El miércoles, compartió un informe falso sobre la existencia de explosivos cerca de un mitin de Trump, lo que fue visto por millones de personas antes de que se retractara y eliminara el tuit.
Este tipo de retórica no hace más que aumentar las tensiones y alimentar una narrativa de conflicto y división. Musk ha sido una figura polémica en este sentido, con publicaciones que han exacerbado el clima de inseguridad y polarización, especialmente al sugerir que, sin Trump en la presidencia, el país caería en la tiranía.
Los desafíos hacia el día de las elecciones
A pesar de estos incidentes, la campaña presidencial continúa su curso. La candidata demócrata y actual vicepresidenta, Kamala Harris, condenó rápidamente el intento de asesinato lo contra Trump y expresó su apoyo al expresidente. En un gesto inusual de unidad, tanto demócratas como republicanos están presionando por una mayor seguridad para Trump, a la luz de los recientes ataques.
Sin embargo, Harris también ha mantenido su postura de advertencia sobre los peligros de una posible segunda presidencia de Trump, afirmando que representa una amenaza para la democracia. En una entrevista reciente con la Asociación Nacional de Periodistas Negros, Harris destacó que la preocupación por la seguridad no es exclusiva de los políticos de alto perfil. “Hay demasiadas personas en nuestro país en este momento que no se sienten seguras”, dijo Harris, refiriéndose a comunidades vulnerables como la LGBTQ y los inmigrantes.
Por otro lado, Trump y sus aliados han continuado utilizando un lenguaje divisivo. Trump, en particular, ha señalado al presidente Joe Biden y a Harris como responsables indirectos del ataque en Florida, sugiriendo que su retórica lo ha convertido en un objetivo. En su plataforma X, Trump acusó a Harris de ser comunista y de llevar la política del país a “un nivel completamente nuevo de odio, abuso y desconfianza”.
Posibles interferencias extranjeras y amenazas internas
Además de las amenazas internas, la posibilidad de interferencia extranjera en las elecciones ha vuelto a surgir. El FBI ha señalado que hackers iraníes intentaron enviar información robada de la campaña de Trump a personas vinculadas a la campaña de Biden. Aunque no hay evidencia de que los destinatarios hayan respondido, este hecho subraya los riesgos de interferencia externa en las elecciones de 2024.
En este contexto, la campaña de Harris ha cooperado con las autoridades, pero los republicanos han aprovechado la situación para pedir explicaciones sobre si el equipo de Biden ha utilizado la información hackeada para perjudicar a Trump.