Por Redacción
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Jimmy Carter, el agricultor de maní de Georgia que ascendió a la presidencia tras las secuelas del escándalo de Watergate y la guerra de Vietnam, ha fallecido a los 100 años.
Conocido por un mandato tumultuoso seguido de una vida redefinida como humanitario global, Carter murió en su hogar de Plains, Georgia, según informó el Centro Carter.
El expresidente, quien ostentaba el récord como el mandatario más longevo de Estados Unidos, falleció el domingo en la misma localidad donde él y su esposa, Rosalynn Carter, vivieron la mayor parte de sus vidas. Rosalynn, quien murió en noviembre de 2023, compartió con Carter décadas de servicio público y activismo social.
El presidente Joe Biden expresó sus condolencias, destacando el impacto de Carter como líder, estadista y humanitario. “El mundo ha perdido a un extraordinario líder y yo a un querido amigo”, declaró Biden en un comunicado. Resaltó los logros de Carter en la promoción de los derechos civiles y humanos, la lucha contra enfermedades, la mediación por la paz y el apoyo a las comunidades desfavorecidas.
“Para todos los jóvenes de esta nación y para cualquiera que busque lo que significa vivir una vida con propósito… estudien a Jimmy Carter, un hombre de principios, fe y humildad”, añadió Biden. El presidente también anunció que Carter será honrado con un funeral de Estado en Washington.
Un legado polifacético
Jimmy Carter fue más que un presidente. Empresario, oficial naval, evangelista, político, negociador, escritor y carpintero, Carter dejó una huella única en la historia de Estados Unidos. Durante su vida, mostró un compromiso inquebrantable con el servicio, llevando a cabo misiones diplomáticas en sus 80 años y construyendo casas para familias necesitadas incluso en sus 90.
“Mi fe exige… que haga todo lo que pueda, donde sea que esté, siempre que pueda, durante el tiempo que pueda, con lo que sea que tenga para tratar de marcar una diferencia”, dijo Carter en una ocasión, resumiendo su ética de vida.
De Plains a la Casa Blanca
Carter, un demócrata moderado, ingresó a la contienda presidencial de 1976 como un gobernador relativamente desconocido de Georgia. Su mensaje honesto y su promesa de no engañar al pueblo estadounidense resonaron profundamente en un país afectado por la crisis de Watergate y la derrota en Vietnam.
“Si alguna vez les miento, si alguna vez hago una declaración engañosa, no voten por mí. No merecería ser su presidente”, decía durante su campaña, que finalmente lo llevó a derrotar por estrecho margen al republicano Gerald Ford.
En su único mandato, Carter enfrentó desafíos internos y externos: desde la Guerra Fría y crisis energéticas hasta tensiones sociales por los derechos civiles y los derechos de las mujeres. Uno de sus logros más destacados fue el acuerdo de paz entre Egipto e Israel en Camp David, que demostró sus habilidades como negociador.
Sin embargo, su administración también enfrentó severos reveses. La inflación de dos dígitos, las largas filas en las estaciones de gasolina y la crisis de los rehenes en Irán marcaron su presidencia. En abril de 1980, un fallido intento de rescate de los rehenes resultó en la muerte de ocho soldados estadounidenses, lo que contribuyó a su derrota ante Ronald Reagan en las elecciones de ese año.
Más allá de la presidencia
Tras dejar la Casa Blanca, Carter encontró un propósito renovado en el activismo global. Fundó el Centro Carter, dedicado a la promoción de la paz, la democracia y la salud mundial. Su trabajo para erradicar enfermedades como la dracunculiasis y su defensa de elecciones libres en más de 80 países lo convirtieron en una figura respetada internacionalmente.
En 2002, Carter recibió el Premio Nobel de la Paz por “sus décadas de esfuerzo incansable para encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales, avanzar en la democracia y los derechos humanos, y fomentar el desarrollo económico y social”.
En su libro Diario de la Casa Blanca (2020), Carter reflexionó sobre su vida y su presidencia, reconociendo los errores cometidos, pero también destacando los valores que guiaron su mandato.
Un hombre de fe y servicio
Jimmy Carter nunca dejó de trabajar por el bienestar de los demás. Hasta sus últimos años, participó activamente en Hábitat para la Humanidad, construyendo hogares para personas en necesidad. Su compromiso inquebrantable con los valores cristianos y su humildad lo hicieron una figura única entre los líderes de su generación.
Carter será recordado no solo como el 39.º presidente de Estados Unidos, sino como un símbolo de integridad, compasión y dedicación al servicio público.