Por Agencias
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La ofensiva de Rusia sobre Ucrania llegó el viernes a las inmediaciones de la capital luego de lanzar ataques aéreos sobre ciudades y bases militares y de entrar al país desde tres flancos en una invasión que podría reescribir el orden de la seguridad mundial tras la Guerra Fría.
El sonido de las explosiones sacudió Kiev antes del amanecer y más tarde se escucharon disparos cerca del barrio gubernamental, mientras los líderes occidentales convocaban una reunión de urgencia y el presidente de Ucrania pedía ayuda internacional para frenar un ataque que podría derrocar a su gobierno elegido democráticamente, causar un gran número de víctimas y provocar daños en la economía mundial.
Entre los indicios de la que capital ucraniana estaba bajo una creciente amenaza, el ejército dijo el viernes que un grupo de espías y saboteadores rusos fue visto en un distrito a las afueras de Kiev, y la policía pidió a la gente que no saliese de una céntrica estación de metro por los tiroteos en la zona.
En otros puntos de la ciudad, los soldados establecieron posiciones defensibas en puentes y los vehículos blindados recorrían las calles, mientras muchos residentes esperaban inquietos en el portal de sus edificios de departamentos.
El presidente estadounidense, Joe Biden, y sus homólogos de la OTAN acordaron en una reunión urgente enviar partes de la fuerza de respuesta de la organización a proteger a sus países miembros en el este. La alianza no dijo cuántas tropas se desplegarían.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, señaló que Kiev “bien podría quedar bajo un asedio” en lo que funcionarios de Washington creen que es un intento descarado del presidente ruso, Vladimir Putin, de instalar su propio régimen.
La agresión, anticipada desde hace semanas por Estados Unidos y sus aliados occidentales, es la mayor guerra terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Tras semanas negando estar planeando una invasión, al autocrático Putin lanzó su ataque contra un país que se ha inclinado cada vez más hacia la democracia occidental alejándose de la órbita de Moscú.
Con su poder cada vez más en duda, el presidente Volodymyr Zelenskyy pidió a los líderes mundial sanciones aún más severas que las impuestas por los aliados y asistencia en materia de defensa.
“Si no nos ayudan ahora, si no ofrecen una ayuda potente a Ucrania, mañana la guerra llamará a su puerta”, afirmó el mandatario, que cortó los lazos diplomáticos con Moscú, declaró la ley marcial y ordenó una movilización total del ejército para los próximos 90 días.
Zelenskyy dijo que él es el objetivo número uno de los rusos, pero apuntó que tenía previsto quedarse en Kiev.
La primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, señaló a primera hora del viernes que el ucraniano asistió a una reunión de líderes de la Unión Europea por videollamada desde lo que parecía ser una especie de búnker.
Mientras las sirenas antiaéreas sonaban en Kiev en la madrugada del viernes, los huéspedes de un hotel en el centro de la ciudad eran dirigidos a un refugio improvisado en el sótano, forrado con pilas de colchones y botellas de agua.
Los trabajadores, todos estudiantes universitarios locales, servían té y galletas a los clientes. Algunas personas salieron a un patio para fumar o tomar el aire.
“Todos estamos asustados y preocupados. No sabemos qué hacer, qué va a pasar en unos días”, señaló una de las empleadas, Lucy Vashaka, de 20 años.
La invasión comenzó en la madrugada del jueves con una serie de ataques con misiles, muchos de ellos a instalaciones gubernamentales y militares clave, seguidos de inmediato por un asalto terrestre por tres flancos.
Según funcionarios ucranianos y estadounidenses, las fuerzas de Moscú estaban atacando desde el este hacia Járkiv, la segunda ciudad del país; desde la región sureña de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014, y desde Bielorrusia por el norte.
Después de que las autoridades ucranianas reportaran haber perdido el control de la clausurada central nuclear de Chernóbil, escenario del peor desastre nuclear del mundo, Rusia dijo el viernes que colaboraba con ucranianos para asegurarla, pero el bando local no corroboró dicha cooperación.
En discurso, Zelenskyy anunció el fallecimiento de 137 “héroes”, entre ellos 10 oficiales militares, mientras que uno de sus asesores dijo que en el lado ruso murieron alrededor de 400 soldados.
Moscú no ofreció datos. Ninguna de las afirmaciones pudo verificarse de forma independiente.
Muchos de los que, por temor a los bombardeos, pasaron la noche en búnkeres improvisados, salieron a primera hora del viernes a una ciudad en relativa calma.
Por las autovías circulaban algunos autos, además de las columnas del ejército. Las filas de la víspera en las gasolineras habían desaparecido.
Con las redes sociales amplificando el torrente de afirmaciones militares de Moscú y Kiev, es difícil determinar qué ocurre exactamente sobre el terreno.
Rusia dijo que no está atacando ciudades, pero los periodistas vieron destrozos en muchas zonas civiles y el alcalde de Kiev, Vitaly Klitschko, dijo que un proyectil causó un incendio en un edificio residencial de varias plantas.
Por su parte, el regidor de una ciudad del este controlada por los rebeldes, señaló que las tropas ucranianas habían bombardeado una escuela.