Por Agencias
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Un día después de que se anunciara la despenalización del aborto, Eduardo Verástegui sacó un traje negro de su clóset y se vistió de luto para salir a buscar la presidencia de México.
“Es un recordatorio para que no se me olvide por qué estoy haciendo lo que estoy haciendo”, dijo el productor de cine en un mitin reciente al recordar su registro como aspirante independiente a las elecciones de 2024.
La candidatura está a un millón de firmas de distancia y su estrategia para reunirlas es queroseno en un país en el que cohabitan el catolicismo, el feminismo y la defensa de los derechos de la comunidad LGBT.
A veces reza en TikTok, otras invita a los mexicanos a escribir una historia de amor bajo su proyecto de “Dios, Patria y Familia” —gobernar con valores cristianos, dice— y en una ocasión —que según él fue una sátira— se grabó disparando un fusil de asalto para retratar cómo atacaría a los “terroristas de la agenda 2030, del cambio climático y de la ideología de género”.
En su currículum apenas figura la política y eso —dice— es músculo.
En los años 90 bailaba sin camisa en un trío de música pop y las telenovelas echaron mano de su galanura, pero ahora —a sus 49— Dios se cuela en sus ponencias, repite que defiende la vida porque México se gesta en los vientres de sus madres y se arrodilla en mítines para pedir perdón en nombre de todos los hombres a todas las mujeres.
“Me gusta que sea un ciudadano y no un político”, dice Alejandra Hernández, de 46 años, durante un evento de recolección de firmas.
“Además comulgo con sus valores, con su fe católica. Como él dice: el derecho a la vida es el primer derecho y, si no lo tenemos, no tenemos nada”.
A pocos metros, envuelta en un chal estampado con la Virgen de Guadalupe, Felicitas Díaz cuenta que lo apoya porque es el único aspirante provida.
“Matar a seres inocentes no se vale. Yo estaba triste, preocupada, pensando ‘¿por quién voy a votar?’, y cuando nos dijeron de él, se me abrió una luz”.
La mujer de 65 cuenta que simpatizaba con un partido de derecha que compartía su ideología, pero las decisiones de ese bloque de cara a los comicios la consternaron.
Sin opciones para enfrentar a Claudia Sheinbaum, exalcaldesa capitalina y quien lidera las encuestas para suceder al presidente Andrés Manuel López Obrador, el Partido Acción Nacional (PAN) —por el que Díaz se decantaba— creó una coalición con partidos antes enemigos y lanzó como contendiente a la senadora Xóchitl Gálvez, cuyas ideas progresistas no representan al sector conservador de México.
Raúl Tortolero, escritor que simpatiza con Verástegui, dice que el aspirante abandera a una nueva derecha que defiende valores similares a los de José Antonio Kast en Chile y Santiago Abascal en España.
Esta corriente, dice Tortolero, es totalmente religiosa y tiene siete pilares: Dios al centro de la vida, el rechazo al aborto y a la comunidad LGBT, la defensa de la propiedad privada, de la patria, de las libertades y de los derechos universales.
También hay jóvenes que lo respaldan porque apoya otras prioridades para ellos.
“Más que ultraderecha, como nos llaman los medios, somos patriotas”, dice Isaac Alonso, un emprendedor de 31 años que lidera una agrupación de jóvenes en apoyo a Verástegui.
Su lucha persigue empleos bien remunerados, acabar con la impunidad y erradicar la pobreza a través de la promoción del desarrollo económico.
“Somos mujeres y hombres valientes que no podemos dejar nuestro futuro en manos de políticos corruptos que son incapaces de gobernarse a sí mismos y pretenden gobernar una nación”.
Frida Espinoza, de 23 años y cofundadora de una organización provida, cuenta que conectó con Verástegui tras escuchar su testimonio de vida —cómo renunció a la fama y a los vicios cuando conoció a Dios— pero ahora le aporta una visión más crítica de la política local.
“Existe un hartazgo de que los partidos se están aliando entre ellos con valores que no me representan”, dice. “No voy a estar a favor del voto útil porque no voy a legitimar a una persona que se oponga a todo lo que yo creo”.
Y por eso, incluso si Verástegui no afianza su candidatura, apoyarlo vale la pena.
“Es muy auténtico. No está buscando ser un Trump mexicano ni copiar otras personalidades. Simplemente se dio cuenta de que las causas que ya había tomado era necesario llevarlas a la política”.