Por Agencias
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Varios artistas están aprovechando que el ratón es de dominio público desde el 1 de enero de 2024 para cargar contra su compañía, famosa por su férreo control de todas sus marcas registradas.
Mickey Mouse ha cambiado mucho desde que ingresó al dominio público. Es decir, desde que no está sujeto a derechos de autor porque, pasados entre 75 y 100 años de la creación, una obra intelectual pasa a ser libre de derechos.
Por lo tanto, Mickey (o un Mickey en concreto, a eso llegaremos en breve) puede utilizarse fuera del férreo control de Disney, la multinacional que le dio vida. Ahora es posible verlo fumando, matando y cometiendo atentados terroristas. El icónico ratón, símbolo máximo del imperio del entretenimiento estadounidense y uno de esos diseños geniales que se reconocen simplemente por una silueta, está siendo reinterpretado por diversos artistas que se dedican a crear sus propias versiones extremas.
Por un lado, reinterpretan un mito. Por otro, es una especie de esperada venganza contra el gigante Disney contra la mano de hierro con la que la corporación ha protegido sus creaciones durante décadas.
Desde el 1 de enero de 2024 el entusiasmo colectivo de los artistas se ha traducido en una avalancha de contenidos centrados en el ratón. Eso sí, solo su versión original, o sea, ese Mickey Mouse en blanco y negro que se vio por primera vez en la película Steamboat Willie (Willie y el barco de vapor), de 1928. Si Mickey era un icono de la infancia, el entretenimiento, el cine animado, el imperio cultural estadounidense ahora también es un símbolo del movimiento anticopyright.
Alex Cohen, ilustrador de cómics muy popular en Instagram bajo el alias Tinisekcomics, fue uno de los primeros en subvertir la imagen tradicionalmente amigable de Mickey. Con ironía, el autor expresó su alivio por ”poder finalmente compartir este documento histórico” sin temor a consecuencias legales. En su ilustración, Mickey confiesa haber asesinado al expresidente John F. Kennedy y asegura que lo haría otra vez.
Algunos ya planificaban sus proyectos mucho antes de que el personaje fuese de dominio público. En 2021, el colectivo MSCHF anunció la creación de la primera obra de arte de un “ratón famoso” y vendió fichas que solo se podían canjear por coleccionables este año. El videojuego Inverse Ninjas VS. The Public Domain lo incorporó prácticamente de inmediato en cuanto fue posible, el 1 de enero de 2024. Todos los personajes de este juego pertenecen al dominio público, como Alicia (de Alicia en el País de las Maravillas), Sherlock Holmes o Winnie the Pooh (que también ha visto como, una vez libre de derechos de autor, se convertía en un asesino sangriento). Otros ejemplos incluyen Infestation: Origins, donde el ratón es poseído, y el webcómic Mousetrapped, donde planifica robos. Varios artistas lo han representado fumando, incitando a la lucha obrera o en la cama con Shrek.
Los límites del humor
Esta liberación, ojo, no lo permite absolutamente todo. Al estar solo libre de derechos esa versión original en blanco y negro no está permitido usar su imagen más popular, esa que lleva guantes blancos, zapatos amarillos y pantalón rojo. Y al ser una marca comercial, está prohibido asociar cualquier nueva creación de Mickey con la marca Disney. Además, la liberación se aplica únicamente en EE UU, por ahora. Según Javier R. Gigirey, socio de Gigirey abogados y que fue asesor legal de Disney en España, el famoso ratón no ha entrado al dominio público en Europa. “En la UE ha de tenerse en cuenta la fecha de la muerte de los autores para poder contar desde qué fecha expiran los derechos de autor de la obra audiovisual”. De esa manera, Mickey estará libre de derechos en Europa 70 años después del fallecimiento de su último autor, o sea, en 2036.
La profesora de derecho de la Universidad de Duke, Jennifer Jenkins, ha explicado que “Disney impulsó la ley que amplió el plazo de los derechos de autor a 95 años [del plazo anterior de 75 años], lo que pasó a llamarse Ley de Protección de Mickey Mouse” y subraya que el texto “ha sido criticado por tener un efecto devastador en nuestra capacidad para digitalizar, archivar y acceder a nuestro patrimonio cultural”.
Disney es reconocida por su rigurosa protección de sus marcas, a veces agresiva. En 1989 la compañía amenazó con demandar a tres pequeñas guarderías en Hallandale, Florida, por pintar a sus personajes en sus paredes, argumentando que esto podría asociarse con su empresa. El juicio no llegó a concretarse gracias a la intervención de Universal Studios, que permitió la representación de sus personajes como parte de una acción publicitaria. En 2008, Disney demandó a una pareja que recibía ayuda gubernamental por usar disfraces similares a los de Tigger e Igor, de la serie Winnie the Pooh. Actualmente, el gigante estadounidense está llevando a juicio a un servicio de lavado de coche chileno llamado Star Wash por el uso indebido de su marca Star Wars.
¿Están preocupados en Disney? The Guardian ha citado en un reportaje al respecto a Robert Thompson, profesor de cine, radio y televisión en la universidad de Syracuse. “Cualquiera que vaya a cumplir cien años tendrá problemas, pero vemos como Disney está entrando en su segundo siglo de vida con una buena montaña de problemas. Dudo que la expiracion de los derechos del primer Mickey sea el más grave de todos ellos, porque no es el que está en nuestras camisetas y cojines, pero simbólicamente, el copyright es importantísimo para Disney hasta el punto de que se han cambiado leyes para proteger a la empresa. Es la única empresa que conozco que se encarga de mandar a sus abogados si una pequeña escuela en medio de ninguna parte monta una función de fin de curso de El rey león”. (Ocurrió en 2018).
Según Jenkins, la situación es todavía más injusta si tenemos en cuenta el “éxito” que Disney ha tenido en “la explotación del dominio público” a lo largo de su historia. La directora menciona que La reina de las nieves, de Hans Christian Andersen (cuyas obras originales son actualmente de dominio público), sirvió de inspiración para Frozen, mientras que Hamlet influyó en El Rey León. Además, la compañía también ha producido innumerables versiones de cuentos clásicos como Alicia en el País de las Maravillas, Blancanieves, y El Jorobado de Notre Dame. Se diría el dominio público solo gusta a la compañía cuando juega a favor de sus intereses.
Aun así, la directora sostiene que Mickey resistirá al paso del tiempo, con derechos o sin ellos: “Su universo es mucho más amplio de lo que está de moda en las redes sociales en un momento dado”, opina. Para Jenkins, las versiones extremas del personaje (fumador, homosexual o terrorista) captan la atención debido al choque que plantean con el candor y la inocencia a las que lo asociamos, pero el tiempo determinará la relevancia cultural de estos experimentos. “Si pensamos en los otros personajes del dominio público, como Pinocho [del que ya en 1996 se estrenó una película donde era un asesino sangriento] o Robin Hood [del que hay hasta producciones pornográficas]. ¿Qué versiones le vienen a la mente? Todas las películas de Disney”, ejemplifica. La experta expone el efecto contrario que pueden tener estas parodias: “Hay estudios que demuestran que los usos desagradables de un personaje icónico refuerzan el prestigio del original. El tiempo lo dirá, pero hay motivos para pensar que el Mickey de Disney permanecerá intacto en el imaginario público”, zanja.
Uno de los primeros casos notorios de demandas de Disney contra artistas involucró al colectivo Air Pirates, que publicó cómics del mismo nombre en los que se retrataba a Mickey transportando drogas y participando en encuentros sexuales. La empresa retiró la demanda después de que los autores acordasen cesar su publicación. Disney logró salvaguardar a su símbolo fundador durante casi un siglo, y todo indica que su enorme poder conseguirá mantener su imagen intacta y blindada en el imaginario colectivo. Sin embargo, ahora mismo, en algún lugar, y mientras usted lee estas líneas, alguien está pintando a Mickey Mouse haciendo cosas horribles. Y es legal.