Sorteo Mundial 2026: el tablero que redefine el poder en el fútbol latinoamericano y español

Por Redacción
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Aunque no hubo un “grupo de la muerte” como en ediciones anteriores, el sorteo abrió un abanico de desafíos, ilusiones y cuentas pendientes para las selecciones latinoamericanas y para España, la número uno del ranking mundial.

Lo que se vio en la capital estadounidense fue más que un reparto de bolillas: fue una radiografía del momento futbolístico de cada selección… y una predicción anticipada de lo que podría ocurrir en un Mundial más largo, más complejo y con más oportunidades que nunca.

Si hay una selección que respira alivio, es Argentina. El vigente campeón del mundo cayó en un grupo que muchos consideran ideal: Austria, Jordania y Argelia.
No es un camino garantizado, pero sí uno sin gigantes astrales que puedan bloquear su ruta. A esto se suma una nueva regla de la FIFA que evita que la Albiceleste se cruce con España, Francia o Inglaterra antes de semifinales, siempre que ambos avancen.

Para Lionel Scaloni, el reto no será sobrevivir sino mantener la ambición encendida. Con Messi aún como guía espiritual —y competitivo—, Argentina enfrenta un escenario en el que cualquier duda podría convertirse en noticia mundial.

La prensa bonaerense lo resume así: “Es más que un sorteo favorable; es una oportunidad histórica de repetir la gloria”.

México, con toda la presión de jugar en casa, no quedó en un grupo imposible, pero sí en uno traicionero. Corea del Sur, Sudáfrica y un rival por definir desde el repechaje europeo forman un paquete lleno de trampas.

Los sudafricanos llegan reforzados, ágiles y con un estilo físico que históricamente incomoda al Tri. Corea del Sur, en cambio, es lo que todo técnico teme: un equipo rápido, disciplinado y acostumbrado a sobrevivir en fases iniciales.

El Estadio Azteca revivirá una historia congelada desde 2010: el duelo inaugural frente a Sudáfrica. Pero México llega con la obligación de demostrar algo más que entusiasmo; necesita convicción, claridad táctica y un liderazgo capaz de controlar los momentos difíciles.

El anfitrión puede avanzar, sí… pero no tiene margen para la duda.

Mientras los reflectores caen sobre Argentina y México, el resto de las selecciones latinoamericanas se prepara para un Mundial que podría marcar un antes y un después para varias generaciones.

Colombia: ilusión que se convierte en amenaza real

Colombia, una de las selecciones más emocionantes de los últimos años, tendrá que encarar un grupo retador con Portugal, Uzbekistán y un rival que saldrá del repechaje.

Pero la confianza está en su punto más alto.
Con Néstor Lorenzo como estratega, el equipo sumó 25 partidos sin perder y recuperó brillo ofensivo con figuras como Luis Díaz y James Rodríguez. En Bogotá, el sorteo se celebró bajo lluvia, cerveza y un sentimiento compartido: “Estamos para más”.

El desafío no es menor, pero la sensación es que esta Colombia ya no teme a nadie.

Pocas selecciones se vieron tan favorecidas como Ecuador. Su grupo —Alemania, Curazao y Costa de Marfil— no es un paseo, pero sí una ruta clara para clasificar en un Mundial donde avanzan los dos primeros y los ocho mejores terceros.

La Tri llega con una defensa que recibió apenas cinco goles en la eliminatoria y con una generación que combina juventud y madurez. El reto será recuperar gol, ese recurso que desapareció por tramos preocupantes del proceso.

Veinte años después de su hazaña en 2006, Ecuador tiene una oportunidad dorada para igualar o incluso superar su mejor actuación.

Uruguay quedó emparejado con España, Arabia Saudita y Cabo Verde. Aunque el debut emocional es fuerte —enfrentarse al número uno del mundo nunca es simple—, los dos otros rivales son accesibles.

El equipo de Bielsa no vive su mejor momento, pero su historia dice otra cosa: Uruguay siempre compite.
Los hinchas ya están con calculadora en mano, imaginando posibles cruces y rezando para que no toque Argentina demasiado pronto.

Paraguay regresa a un Mundial tras 16 años, y lo hace con un grupo incómodo: Estados Unidos, Australia y un rival por definirse. Tiene talento, disciplina y un técnico convencido de que pueden avanzar, pero enfrenta un debut con un estadio completamente en su contra.

Panamá, en cambio, quedó atrapado en uno de los grupos más duros: Inglaterra, Croacia y Ghana.
Es un camino brutal, pero Panamá llega con la moral alta tras una clasificación sólida. Su reto será resistir la velocidad inglesa, la precisión croata y el físico de los africanos sin perder orden ni espíritu.

Brasil no llega como antes. Terminó quinta en la clasificación y arrastra dos décadas sin título mundial.
Pero su grupo —Escocia, Haití y Marruecos— le permite trabajar sin urgencias extremas.

Con Carlo Ancelotti dirigiendo, Brasil parece haber recuperado calma y método. Vinícius Jr., Raphinha y la nueva joya Estêvão podrían vivir una explosión mundialista que cambie la narrativa.

Si Brasil recupera solidez, será una amenaza real.
Si no, volverá a quedarse corto.

España llega al Mundial como la selección mejor clasificada del planeta, pero también con la presión de justificar su etiqueta de favorita.
Enfrentar a Uruguay será una prueba decisiva para medir su verdadero nivel, mientras que Arabia Saudita y Cabo Verde representan un terreno que debería dominar.

Su “supercomputadora” aliada, la de Opta, le da un 17 % de probabilidades de ganar el torneo.
Pero en el fútbol, los algoritmos seducen… y engañan.

El equipo de Lamine Yamal, Pedri y compañía tiene talento suficiente para llegar lejos. La pregunta es si podrá hacerlo sin perder la calma.

Bolivia, la única selección sudamericana que aún no clasifica, depende de pasar un repechaje exigente.
Primero Surinam, luego Irak, todo en un lapso corto y en territorio mexicano.

El camino es empinado, pero no imposible.
Para un país que no pisa un Mundial desde 1994, esta puede ser la ocasión más cercana en décadas.