Trump refuerza la división en discurso ante el Congreso

Por Redacción
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En lugar de un llamado a la unidad, el mensaje de Trump fue un despliegue de sus prioridades políticas, desde su postura en política exterior hasta sus nuevas medidas económicas.

Desde el inicio de su intervención, Trump estableció un tono desafiante, calificando a su predecesor Joe Biden como el peor presidente de la historia. Se quejó de la falta de reconocimiento a su administración y se comparó con George Washington al hablar de sus logros.

El ambiente en la Cámara reflejaba la polarización política. Los republicanos ovacionaban al presidente, mientras los demócratas permanecían en silencio, con esporádicas expresiones de desaprobación. El único momento en que ambos bandos aplaudieron fue cuando Trump anunció que Ucrania estaba dispuesta a reanudar negociaciones de paz.

A lo largo del discurso, el mandatario abordó temas que han marcado su gestión, como su oposición a programas de diversidad e inclusión, los derechos de las personas trans y la eliminación de políticas de acción afirmativa. También exageró el margen de su victoria en noviembre, convirtiendo su intervención en un acto de campaña más que en un mensaje institucional.

En un hecho inusual, el congresista demócrata Al Green, de Texas, interrumpió el discurso de Trump con gritos y gestos de protesta, negándose a sentarse cuando el presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson, le pidió orden. Johnson finalmente ordenó su expulsión del recinto.

Trump no mostró intención de tender puentes con la oposición. “No hay absolutamente nada que pueda decir para hacerlos felices”, afirmó, describiendo a los demócratas como una causa perdida.

Uno de los momentos más inesperados del discurso llegó cuando Trump leyó una carta del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, en la que expresaba su disposición a negociar la paz. Este gesto contrastó con los días previos, cuando el mandatario criticó duramente a Zelenskyy por no agradecer suficientemente la ayuda financiera de Estados Unidos a Ucrania.

La tensión entre ambos había escalado cuando Trump suspendió temporalmente la asistencia estadounidense para presionar a Kiev a sentarse en la mesa de negociación con Rusia. También canceló una reunión en la Casa Blanca en la que se esperaba la firma de un acuerdo estratégico entre ambos países.

En el ámbito económico, el presidente defendió su política arancelaria, que ha provocado tensiones con socios comerciales clave como Canadá y México. A pesar de la caída del mercado de valores tras la imposición de nuevos aranceles, Trump insistió en que estas medidas harán “a Estados Unidos rico de nuevo”.

Las represalias no se hicieron esperar. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, anunció que impondrá aranceles de respuesta el próximo domingo, mientras que el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, calificó la política de Trump como “una cosa muy tonta”.

El discurso también incluyó propuestas económicas dirigidas a distintos sectores. Trump habló de su plan para crear una “tarjeta dorada” que permitiría a extranjeros adinerados acceder a un estatus migratorio preferencial.

Al mismo tiempo, el presidente aseguró que sigue comprometido con los trabajadores estadounidenses y reiteró su promesa de eliminar impuestos sobre las propinas, las horas extra y los beneficios de la Seguridad Social.

Un elemento recurrente del discurso fue la figura de Elon Musk, a quien Trump ha encomendado la reestructuración del gobierno federal. Musk, presente en el evento, recibió aplausos de los republicanos, mientras que los demócratas exhibieron carteles con la frase “Musk roba”.

El presidente aseguró que el empresario ha descubierto “cientos de miles de millones de dólares en fraude”, aunque muchos de los contratos gubernamentales cancelados por Musk ya estaban pagados y su eliminación no generó ahorros reales.

Trump cerró su discurso reafirmando su estilo de liderazgo directo y confrontativo, en contraste con su primera aparición ante el Congreso en 2017, cuando aún hablaba de colaboración bipartidista. Ahora, en su segundo mandato, su mensaje es claro: no hay espacio para concesiones.