Por Enrique Kogan
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En 1988 Suzuki había vendido casi 120,000 modelos de Samurai, cuando la revista Consumer Report publicó la historia de que el vehículo volcaba con suma facilidad. Las ventas de ese modelo cayeron un 70 por ciento inmediatamente después de la historia.
Llegaron juicios y contra juicios, pero el tema de que el Samurai se volcaba fácilmente quedó en la mente de los consumidores que lo eliminaron de sus opciones de compra, y la automotriz japonesa, que hoy es la décima en el mundo, tuvo que abandonar los Estados Unidos.
Esto de Suzuki me llega a la mente cuando hoy el IIHS informó que el nuevo Jeep Wrangler, que se actualizó por última vez por completo para el año modelo 2018, se volcó sobre el lado del pasajero durante su pequeña prueba de choque de solapamiento del lado del conductor.
El IIHS, que es el regulador de seguridad financiado por la industria de seguros dijo que el Wrangler fue probado tres veces, dos veces por la agencia y una vez por el fabricante de automóviles.
En la prueba de choque, el IIHS le otorgo al Jeep Wrangler la baja calificación de «Marginal», después del vuelco, y debido al mayor riesgo de lesiones que pueden ocurrir cuando este vehículo se vuelca.
Según cita el IIHS, Jeep cuestionó inicialmente los hallazgos y dijo que el Wrangler no estaba asegurado adecuadamente al aparato de prueba utilizado por el IIHS.
Pero el IIHS dijo que aseguró el vehículo de acuerdo con las especificaciones de Jeep y lo probó el Wrangler por segunda vez, donde volvió a volcar sobre su costado.
El fabricante de automóviles no reportó las pruebas del IIHS, pero la agencia dijo que informó sobre sus dos pruebas que se realizaron para verificar los hallazgos de la baja seguridad del vehículo.
Por mi parte siempre me gustó el Wrangler de la línea Jeep, ya que los demás, son Dodge o Fiat con nombre de Jeep y que conllevan innumerables problemas, y que están en el escalón más bajo de fiabilidad de Consumer Report y J.D.Power.
El Wrangler es para mi entender, un auto de ciudad pequeña, un pueblo, para una persona o pareja que vive en sitios alejados, pero no es un vehículo para la ciudad o para viajes largos en carreteras, ya que además de ruidoso e incómodo, es inseguro ante cualquier eventualidad.