Por Redacción
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Un glaciar esencial en la Antártida occidental parece estar “desprendiendo humo” en una imagen captada por un satélite de la NASA a principios de este mes.
Sin embargo, el fenómeno, conocido como “humo marino,” no es realmente humo, sino niebla que aparece en volutas blancas sobre la superficie oscura del océano donde el glaciar Pine Island se encuentra con el mar.
El agua y el viento jugaron un papel crucial en la formación de este humo marino, explicó la NASA. Una serie de vientos intensos desplazaron el hielo y el agua más fría, permitiendo que el agua más cálida ascendiera a la superficie. Este contraste de temperaturas inyectó aire húmedo y cálido en el aire extremadamente frío y seco de la región, creando una condensación que formó la niebla. Desde el nivel del suelo, la escena es similar a una máquina de humo en una casa embrujada, ya que la neblina envuelve la superficie del agua con un aspecto fantasmal, de ahí el nombre de “humo.”
Este fenómeno no es exclusivo de la Antártida. El humo marino suele formarse cuando el aire frío y seco se desplaza sobre una masa de agua más cálida, y es común en los Grandes Lagos de Estados Unidos cuando los primeros vientos árticos del invierno pasan sobre el agua aún templada.
Sin embargo, observarlo en imágenes satelitales sobre el glaciar Pine Island es raro, ya que la región generalmente está cubierta por nubes, según la NASA. Este glaciar es una parte esencial de la Antártida y ha sido monitoreado de cerca por su vulnerabilidad al cambio climático. Actúa como una especie de “tubería” para la enorme capa de hielo que lo rodea, transportando un flujo constante de hielo hacia el océano adyacente.
Desde la década de 1990, el flujo de hielo del glaciar Pine Island ha aumentado considerablemente debido a la falta de nieve, el agua cálida y el aire que afectan su estabilidad. El glaciar ya no logra recargar su masa de hielo, lo que lo vuelve cada vez más inestable. Este glaciar, junto a su vecino, el glaciar Thwaites — conocido como el “Glaciar del Juicio Final” —, ha estado perdiendo hielo a un ritmo acelerado en las últimas décadas y podría elevar los niveles del mar varios metros si continúa derritiéndose.
Ambos glaciares también funcionan como una barrera que ayuda a prevenir el colapso de la capa de hielo antártica que se encuentra detrás de ellos. Esta capa contiene suficiente hielo como para elevar los niveles del mar hasta tres metros, lo cual tendría efectos catastróficos en las costas a nivel global.