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Gracias profesionales de la salud

Por Alíz Ruvalcaba
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En conmemoración a la Semana Mundial del bienestar, la Organización Mundial de la Salud (OMS), asigna un tema específico cada año, en ésta ocasión y con el fin de concientizar sobre la interconexión entre el medio ambiente y la salud pública, la celebración 2022 lleva el lema de, “Nuestro Planeta, Nuestra Salud”.

En la Costa Central, durante esta semana también, se aprovecha la oportunidad para celebrar a los proveedores de la salud, cuya semana es la del 15 al 19 de abril, así como a l@s doctores quienes celebraron su Día Nacional el pasado 30 de marzo, ya que su labor en los diferentes ámbitos, tienen un impacto profundo en miles de personas mes con mes, afectando así de manera directa e indirecta a la comunidad de toda la región.

AYUDANDO Y ROMPIENDO MITOS

La salud mental, sobre todo en la comunidad latina, aún va acompañada de un gran estigma, por lo que transiciones y situaciones o cambios fuertes como la pérdida de seres queridos, divorcios, problemas laborales o emocionales se tratan de ignorar, suprimir y mantener secretos, ya que cultural y sistemáticamente, es lo que la sociedad ha inculcado.

Lo cierto es que al hablar con un terapeuta es sinónimo de tener una persona imparcial acompañando al paciente en estas transiciones, y durante COVID, la demanda de los servicios de salud mental fueron exacerbados.

De acuerdo a Lorena Bracho, Psicoterapeuta y especialista en salud conductual dentro de las Clínicas de la Comunidad de Santa Bárbara (SBNC) el miedo a lo desconocido, el aislamiento, la inestabilidad, falta de empleo o ingresos económicos, fueron factores claves que desataron la ansiedad social en muchos miembros de nuestra comunidad.

“Como comunidad, los latinos somos colectivistas, estamos acostumbrados a convivir y compartir con los nuestros, por lo que el periodo de aislamiento generó y removió mucha incertidumbre y miedo especialmente en los latinos inmigrantes sin documentos”, explica la Psicoterapeuta Bracho. 

Así, el pedir ayuda profesional no es algo que se inculque desde la infancia, la falta de educación sobre la salud mental evita una conexión natural con su tratamiento, a diferencia de una salud o enfermedad física visible o socialmente aceptada como lo es la diabetes, problemas cardiovasculares o incluso el cáncer.

La experta indica que la importancia de validar y reconocer las emociones y sentimientos, tanto buenos como no “tan buenos” es primordial para tener una inteligencia emocional saludable, el suprimir las emociones generará tarde o temprano síntomas físicos que se traducirán en problemas secundarios si no se elimina la causa de éstos desde la raíz. 

“Los seres humanos fuimos creados para vivir en tribu, para apoyarnos los unos a los otros; cuando nosotros compartimos nuestra felicidad con otros, esa felicidad se magnifica, se refleja y crece; de la misma manera, cuando nosotros compartimos lo malo, el peso de esa carga de emociones se divide, se alivia y se hace menos pesada” narra Bracho, quien expresa que su mayor logro en su vida es servir a su comunidad.

Es por ello que la experta de origen venezolano se siente sumamente afortunada de poder trabajar con personas que no tienen los medios y recursos económicos para visitar a un especialista privado.

‘El poder validar sus sentimientos y acompañarlos a normalizar este tipo de padecimientos tan comunes, es un privilegio, para uno de terapeuta, cuando se puede mejorar la calidad de vida en un paciente trabajando juntos”, explica la proveedora de salud de las SBNC.

En relación al lema de “Nuestro Planeta, Nuestra salud” Bracho comparte que “el sentirse parte de algo más grande que uno mismo, ayuda mucho a la ansiedad que muchos experimentan.

“Cuando se tiene un problema tendemos a enfocarnos hacía adentro y en nosotros mismos, y perdemos la perspectiva que nos rodea, así que el lema de este año nos ayuda a recordar que somos parte de un todo”, concluye la psicoterapeuta, quien ha hecho de la Costa Central su hogar desde hace 20 años.

UNA LABOR DE SIGLOS

Cuando se piensa en proveedores médicos, es difícil para muchos co-relacionar un servicio de tal magnitud fuera de un hospital o consultorio, pero en todo el mundo y a lo ancho y largo de la Costa Central, se ofrecen servicios médicos que impulsan a regresar a las raíces para que el ser humano se empodere y descubra sus propias capacidades.

Este es el caso de las parteras quienes siempre han estado presentes como una alternativa tradicional para asistir a los partos en casa, en centros de nacimiento o en hospitales ofreciendo una intervención más personalizada y guiada por la misma madre y su cuerpo. 

La comunidad latina, especialmente en países tan desarrollados tecnológicamente como lo es Estados Unidos, va perdiendo generación tras generación la sabiduría innata de dar a luz sin intervenciones médicas.

Durante los principios de la pandemia provocada por el COVID-19 uno de los principales miedos para las futuras madres era no sólo ser contagiadas por el virus, sino ser aceptadas en el hospital y pasar por el proceso desconocido de dar a luz sin la compañía y apoyo de sus parejas o seres queridos.

Esta situación provocó un auge de nacimientos en casa.

“A nivel mundial hubo un incremento tangible del número de partos en hogares y centros de nacimiento, ya que las madres preferían estar rodeadas de sus parejas y familias en estos momentos tan emotivos y claves en sus vidas”, explica Ronda Perea, partera y fundadora de Innate Midwifery en Santa Bárbara. 

Esta práctica tradicional de los países latinoamericanos se ha ido perdiendo en las nuevas generaciones infundadas por la cultura del miedo que se impone en la sociedad moderna y es precisamente lo que prácticas como ésta, quieren instruir por medio de sus servicios.

“Cuando hablamos de regresar a la raíz, en realidad lo que estamos haciendo es básicamente empoderar a las mujeres, asistiéndolas a encontrar su propia medicina y fuerza que tendrá un gran impacto a lo largo del resto de su vida y las de sus hijos” expresa Perea. 

Cuando se le pregunta a Perea su opinión en cuanto a su profesión en esta semana de la salud, responde:

“La mejor parte de mi trabajo es ser testigo una y otra vez cuando estas mujeres se transforman, sanan y adoptan su poder interno al traer vida a este mundo, ser una pequeña parte de este proceso no se puede comparar con nada en el mundo… ¡Es maravilloso!,” concluye la partera.

EL HONOR DE SERVIR

Por su parte, para el Doctor Ricardo Espinoza, residente médico en el Hospital Cottage de Santa Bárbara, el trabajar en la comunidad desde su llegada a esta ciudad en el 2021, ha sido retador, especialmente por la transición en plena pandemia de COVID-19, y cuenta que el ser latino ha sido una ventaja para poder conectar con sus pacientes a un nivel más cercano.

“Cuando me presento con un paciente y hablo en su idioma, siento como se rompe esa barrera de miedo donde pueden tomar un respiro sabiendo que podemos conectarnos a otro nivel. Vengo de una familia de inmigrantes también, y sé las barreras que existen en ese tipo de interacciones”, explica el Dr. Espinoza quién se mudó de Torrance a SB en junio pasado para completar su programa como médico residente.

Para el galeno, la comunicación es la clave entre la relación médico-paciente para que sea efectiva para ambas partes.

“Muchas veces llegan los pacientes y no saben cómo expresar lo que tienen, simplemente dicen, Me duele todo, y es complicado empezar de cero, pero a su vez es sumamente gratificante cuando se empieza al tratar al paciente y se empieza a ver un cambio, cuando hay mejorías, cuando siguen las indicaciones, cuando los medicamentos resultan efectivos, eso me llena de alegría”, recalca el Dr. Espinoza. 

Cuando se le pregunta su opinión en cuanto al lema “Nuestro Planeta, nuestra salud” Sebastián Espinoza comparte  que muchas veces se da por sentado todo lo que hay alrededor.

“Viví antes en Nueva York y era la selva de cemento a donde volteara, aquí hay tanta naturaleza y belleza que desgraciadamente no valoramos, sino hasta cuando la dejamos de tener”, relata el médico.

AYUDANDO COMO NUNCA 

Los estragos de la pandemia provocada por el Coronavirus, ha dejado también efectos positivos en el ámbito de salud mental, en el sentido de que ha abierto las puertas a que caigan barreras limitantes y generado que personas que nunca antes consideraban pedir ayuda a un terapeuta ahora lo consideren como una opción viable y permitida.

La anterior, es una perspectiva compartida por Sebastián Pablo Lebeau, quien al igual que Bracho funge como terapeuta y además como trabajador social clínico dentro de las SBNC.

“Junto con normalizar los servicios de salud mental, lo que veo es que la gente se ha concientizado más sobre la importancia de los cuidados personales y nos vemos más forzados a vernos como importantes”, explica Lebeau.

Lebeau también, entiende que la comunidad latina en general tiende a ayudar a los otros, pero hay más negación cuando se trata de apoyarse y verse a sí mismo. 

“Somos muy buenos para ayudar a los demás, pero nos cuesta entender que el atendernos a nosotros mismos no es egoísmo, sino sumamente necesario entender que nuestra persona debe de tomar prioridad”, recalca el terapeuta.

Para el experto de origen argentino quien tiene más de 20 años residiendo en este país, sus experiencias de vida personales como inmigrante le dan la perspectiva necesaria para conectarse de manera muy especial con la comunidad latina de la zona.

“El compartir la intimidad y los desafíos de otras personas y acompañarlos durante estos momentos de reto, es un honor, y a su vez me brinda un crecimiento personal. Los problemas, desafíos y victorias de las personas con las que trabajo me ayudan a crecer y me dan herramientas y visiones nuevas de vida”, narra emocionado Lebeau, asegurando que sus pacientes, en un 50% latinos, gran parte de ell@s son inmigrantes.

“Nuestro planeta, nuestra salud” es algo básico que no se puede desconectar o fragmentar la salud física de la salud mental, así mismo como la conexión con el planeta y el medio ambiente, es una constante para el especialista en comportamiento de la salud.

“Estamos conectados todo el tiempo, todo lo que hacemos (o dejamos de hacer) por nosotros mismos tiene un impacto general, cuidándonos a nosotros mismos, nuestra salud, nuestr@s hij@s, repercute invariablemente en la salud del planeta”, concluye el terapeuta Lebeau.