Ecuador elige a su tercer presidente en cuatro años en medio de una crisis de seguridad y servicios básicos

Por Redacción
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Con 16 candidatos en la contienda, el actual mandatario, Daniel Noboa, busca la reelección en un país donde la inseguridad ha alcanzado niveles sin precedentes y los ciudadanos enfrentan problemas como apagones eléctricos y deficiencias en el sistema de salud y educación.

El miedo a la delincuencia ha transformado la rutina de millones de ecuatorianos. Mauricio Bermeo, empresario del sector del acero, describe el temor con el que se vive en el país.

“Si se habla de tranquilidad, hemos perdido todo, porque ahora hasta para salir a la calle, a cualquier hora, se debe estar atento”, dice Bermeo.

Para Yessennia Reyes, la violencia ha significado el cierre de su restaurante familiar en el valle de Los Chillos, al sur de Quito. Las amenazas y la extorsión ahuyentaron a sus clientes y obligaron a su familia a buscar otros medios de subsistencia.

“No hay rastro del país que teníamos”, afirma Reyes. “Antes podíamos salir sin preocupaciones, pero ahora el riesgo de asalto, secuestro e incluso muerte es constante”.

El secuestro extorsivo es uno de los delitos en ascenso. Según la Fiscalía General del Estado, los casos aumentaron de 1.643 en 2023 a 1.761 hasta noviembre de 2024. Ya no solo las personas adineradas son víctimas, sino también trabajadores comunes que deben pagar cuotas para transitar por ciertos barrios.

Las estadísticas de homicidios también reflejan la crisis de seguridad. Ecuador registró 6.964 asesinatos en 2024, con una tasa de 38,76 homicidios por cada 100.000 habitantes. Aunque representa una leve reducción respecto a 2023 (46,18 por cada 100.000 habitantes), sigue siendo una de las más altas de América Latina.

El experto en seguridad Mario Pazmiño atribuye la escalada de violencia a la impunidad en el sistema judicial.

“Tenemos una justicia de impunidad permanente, que requiere una reestructuración total”, sostiene Pazmiño.

Desde la Policía Nacional denuncian que, en múltiples ocasiones, delincuentes capturados en flagrancia quedan en libertad a las pocas horas.

A la inseguridad se suma el colapso del sistema eléctrico. Durante tres meses, los ecuatorianos enfrentaron apagones de hasta 14 horas diarias debido a una crisis energética que el gobierno atribuyó a la sequía y a la falta de mantenimiento de las centrales térmicas.

Los cortes de energía afectaron la producción y la vida cotidiana. Según estimaciones de las cámaras de producción y comercio, las pérdidas económicas ascendieron a 7.500 millones de dólares.

Bermeo, el empresario del acero, teme que la crisis se repita.

“Tras los apagones apenas logramos sobrevivir; si hay nuevos cortes, estaríamos en la lona”, advierte.

Carla Méndez, asistente de enfermería, recuerda cómo los cortes afectaron su hogar.

“Mis hijos tuvieron que hacer las tareas escolares a la luz de las velas. Los alimentos se dañaban en la refrigeradora y nos tocaba gastar más para reponerlos”, relata.

La inseguridad y la crisis eléctrica también han impactado el sistema educativo. En Durán, la ciudad más violenta de Ecuador, la deserción escolar en jóvenes mayores de 14 años alcanza el 29%. En otras zonas afectadas por la criminalidad ocurre un fenómeno similar.

Milton Luna, exministro de Educación, advierte que el sistema educativo se ha deteriorado en la última década debido a la falta de inversión y modelos obsoletos.

“La educación en Ecuador no es buena y la crisis de seguridad y apagones han incidido negativamente en su calidad”, señala Luna.

Según una evaluación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, los estudiantes ecuatorianos obtuvieron un promedio de 700 puntos, el nivel mínimo de competencias en materias clave como matemáticas y ciencias.

El sistema de salud pública también enfrenta dificultades. Jaime Páez, exmédico de un centro de atención primaria del Ministerio de Salud, señala que los pacientes reciben atención básica y medicamentos, pero la falta de especialistas prolonga la espera para tratamientos más complejos.

El Ministerio de Salud asegura que el 80% de los medicamentos están disponibles, pero algunos pacientes, como Alicia Dalgo, han tenido que comprar medicinas por su cuenta.

“Cuando he ido a los centros de salud, aunque la atención tarda, me atienden y generalmente me dan medicinas, pero a veces toca comprarlas”, comenta Dalgo.

Ante este panorama, Ecuador enfrenta una elección crucial. Noboa, quien llegó al poder en 2023 tras la renuncia de Guillermo Lasso, busca mantenerse en la presidencia y consolidar sus políticas de seguridad.

Sin embargo, su principal rival, Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana y aliada del expresidente Rafael Correa, ha ganado apoyo entre quienes buscan un cambio de rumbo.

Los ecuatorianos acuden a las urnas con la esperanza de que el próximo presidente logre recuperar la estabilidad y mejorar las condiciones de vida en un país sumido en la crisis.

“Parece que a los ecuatorianos nos ha caído una terrible maldición”, reflexiona Víctor González. “Primero fue la pandemia, luego la inseguridad y después los apagones. Acá no hay mucho futuro que digamos”.