Un nuevo capítulo en las relaciones China-América Latina: ¿llena Beijing el vacío de EE.UU.?

Por Redacción
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Sin mencionar directamente a Estados Unidos, Xi advirtió: “La intimidación y la coerción solo conducen al aislamiento”.

Ante la presencia de mandatarios como Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gustavo Petro (Colombia) y Gabriel Boric (Chile), el líder chino subrayó los desafíos del unilateralismo y el proteccionismo. A la vez, anunció cinco programas de cooperación con América Latina, incluyendo una línea de crédito por 66.000 millones de yuanes (más de US$9.000 millones) y la eliminación de visado para ciudadanos de Brasil, Argentina, Chile, Perú y Uruguay.

China también se comprometió a importar más productos de calidad desde América Latina, diversificando una relación comercial que ha estado dominada por commodities. En 2023, el comercio bilateral superó los US$500.000 millones, consolidando a China como el segundo socio comercial de la región, solo detrás de EE.UU., según datos de la CEPAL.

La creciente rivalidad entre Washington y Beijing ha empujado a América Latina a navegar una compleja dinámica de relaciones triangulares. “Estamos ante una nueva relación donde terceros países deben posicionarse entre las dos principales economías del mundo”, señaló Enrique Dussel, director del Centro de Estudios China-México de la UNAM.

Dussel subrayó que México, pese a su cercanía con EE.UU. mediante el T-MEC, también ha incrementado sus importaciones desde China, superando el 20% en 2024. Sin embargo, ha sido más cauto en sus vínculos políticos con Beijing; la presidenta electa Claudia Sheinbaum no asistió a la cumbre en China, a diferencia de sus homólogos sudamericanos.

Carola Ramón Berjano, vicepresidenta del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), propuso una estrategia de “alineamiento no activo” para América Latina: mantener relaciones pragmáticas con ambas potencias sin caer en la politización.

La expansión de China en América Latina se ha fortalecido desde los años 2000, especialmente tras su ingreso a la Organización Mundial del Comercio en 2001. Con la llegada de Xi Jinping en 2013, la política exterior china adoptó un enfoque más proactivo, simbolizado por la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como la nueva Ruta de la Seda.

Veintidós países latinoamericanos han firmado acuerdos bajo esta iniciativa. El más reciente fue Colombia, lo que generó críticas en EE.UU. debido a la fuerte relación comercial bilateral entre Bogotá y Washington. Proyectos como el megapuerto de Chancay en Perú demuestran cómo China busca conectar directamente con los mercados de América a través de grandes obras de infraestructura.

“La Ruta de la Seda no es solo infraestructura; es cooperación, inversión, cultura y política exterior”, explicó Ramón Berjano.

El regreso de Trump a la presidencia ha traído recortes en la ayuda exterior, debilitando pilares del “soft power” estadounidense como USAID. Aunque expertos como Yun Sun del Brookings Institution consideran que China aún no tiene la capacidad de llenar ese vacío, otros advierten que la percepción de confiabilidad se está inclinando hacia Beijing.

China, por su parte, ha ofrecido 3.500 becas gubernamentales, 10.000 oportunidades de formación y apoyo cultural para la región. Aunque Estados Unidos insiste en que los proyectos chinos son “préstamos predatorios”, Beijing sostiene que sus iniciativas son parte de una cooperación pacífica.

Washington ha elevado el tono, señalando que la creciente presencia china en América Latina amenaza su seguridad nacional. En particular, la estación espacial china en la Patagonia argentina ha sido blanco de críticas por sus potenciales aplicaciones militares.

Desde Beijing, el gobierno chino ha respondido acusando a EE.UU. de hipocresía e intimidación regional.

Con EE.UU. cada vez más enfocado en Asia y recortando su presencia latinoamericana, y con China desplegando una estrategia global en múltiples frentes, América Latina enfrenta un dilema: cómo aprovechar los beneficios de ambas potencias sin quedar atrapada en su disputa.