Por Redacción
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Mosquitos, calor sofocante, humedad extrema, escasez de alimentos y acceso limitado a servicios sanitarios son algunas de las condiciones que enfrentan los migrantes detenidos en el recién abierto centro de detención en los Everglades, apodado “Alligator Alcatraz”. La instalación, ubicada en el antiguo Aeropuerto de Entrenamiento y Transición Dade-Collier, ha sido objeto de crecientes denuncias por presuntas violaciones de derechos humanos.
Una guatemalteca de 36 años, quien enfrenta una orden de deportación, relató a CNN que su esposo, también guatemalteco, fue trasladado a la instalación tras ser detenido por agentes de vida silvestre de Florida mientras pescaban con su bebé de 11 meses.
“Está en muy mal estado. A veces se va la luz porque usan generadores. No hay suficiente comida. Los enfermos no reciben medicamentos”, afirmó.
Según su testimonio, el hombre de 43 años permaneció en la cárcel de Dania Beach durante ocho días antes de ser enviado al centro de detención improvisado. Durante ese tiempo, no pudo ducharse por seis días y tampoco había instalaciones adecuadas para el aseo personal.
Reacción oficial y denuncias por falta de transparencia
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que supervisa la instalación, no respondió de inmediato a las denuncias. En una declaración publicada en X, el DHS afirmó que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) mantiene “estándares de detención más altos que la mayoría de las prisiones estadounidenses” y aseguró que los detenidos reciben alimentación, atención médica y acceso a comunicación con familiares y abogados.
Sin embargo, la mujer asegura que su esposo aún no ha tenido acceso legal desde su detención, y que su único antecedente penal es un caso de posesión de cocaína en 2006, por el que recibió libertad condicional. Antes de su arresto, dirigía un pequeño negocio de jardinería, que era el único sustento de su familia.
Organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes han criticado la decisión de establecer el centro en medio del ecosistema inhóspito de los Everglades, especialmente durante la temporada de huracanes. Thomas Kennedy, analista de políticas de la Coalición de Inmigrantes de Florida, expresó su preocupación tras intentar ingresar al centro con legisladores estatales, quienes fueron rechazados en la entrada.
“Esto está en el corazón del pantano. Es un enjambre de mosquitos. Nos picaron niguas y todavía estoy cubierto de picaduras. Es horrible”, dijo Kennedy.
Riesgos por ubicación remota y condiciones climáticas
Los activistas han cuestionado la seguridad del sitio ante posibles desastres naturales. El acceso a la instalación se limita a una carretera de dos carriles, lo que dificulta la evacuación ante una emergencia climática.
“¿Qué va a pasar cuando un huracán se dirija hacia el sur de Florida? Este es un lugar que ya se inundó, y las personas están en tiendas de campaña”, advirtió Kennedy.
Además del riesgo climático, preocupa la improvisación del centro, la falta de protocolos claros y el aislamiento. Las condiciones descritas contrastan con las declaraciones oficiales del gobierno federal, alimentando el debate sobre la transparencia y el trato a los migrantes detenidos bajo políticas migratorias cada vez más estrictas.
