
Por Abg. Lucy Martell
Redacción@latinocc.com
Durante una tensa audiencia en el Senado esta semana, la senadora demócrata Maggie Hassan puso en aprietos a la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, al pedirle que definiera el término “habeas corpus”.
La respuesta de Noem causó alarma: en lugar de describir correctamente este derecho constitucional fundamental, afirmó erróneamente que se trataba del “derecho del presidente a expulsar personas del país”.
En realidad, el habeas corpus —una de las garantías más antiguas del sistema legal anglosajón— otorga a cualquier persona detenida el derecho de comparecer ante un juez y cuestionar la legalidad de su detención.
Es una herramienta vital que impide al gobierno encerrar a individuos sin una base legal clara.
Presiones desde la Casa Blanca
La confusión de la secretaria Noem no fue un incidente aislado. En los últimos años, el derecho al habeas corpus ha estado bajo una creciente presión por parte del gobierno federal, particularmente durante la administración de Donald Trump.
El expresidente expresó en múltiples ocasiones su frustración con las protecciones legales que, según él, obstaculizaban su agenda migratoria, especialmente los procedimientos que permiten a inmigrantes detenidos impugnar su encarcelamiento.
En un esfuerzo por sortear dichas garantías, la Casa Blanca apeló a la poco utilizada “Ley de Enemigos Extranjeros”, un estatuto de más de un siglo que permite la expulsión rápida de extranjeros considerados una amenaza en tiempos de guerra. Bajo esta ley, cientos de venezolanos fueron detenidos y deportados desde marzo pasado sin acceso a un juez o abogado. La medida ha generado una ola de demandas legales y ha sido objeto de duras críticas por parte de juristas y defensores de derechos humanos.
A pesar de ello, la Corte Suprema ha reiterado que incluso los extranjeros sujetos a deportación conservan ciertos derechos fundamentales, incluyendo la posibilidad de presentar un recurso de habeas corpus.
El recurso en el contexto migratorio
En Estados Unidos, el habeas corpus protege a cualquier persona, sin importar su estatus migratorio.
Permite que alguien detenido —incluso con orden de deportación— pueda presentarse ante un juez federal para que el gobierno justifique legalmente su detención. Si no lo logra, el detenido debe ser liberado.
Generalmente, los inmigrantes deben haber agotado otras vías antes de presentar una petición de habeas corpus, pero como la detención migratoria ha sido expandida y muchas veces no permite acceso a audiencias de fianza, este recurso se ha convertido en una de las únicas formas de apelación legal para quienes permanecen detenidos indefinidamente.
En algunos casos, se ha invocado el habeas corpus para liberar a inmigrantes con órdenes de deportación definitivas.
Esto se basa en un fallo de la Corte Suprema de 2001 (Zadvydas v. Davis), que determinó que el gobierno no puede mantener detenida a una persona por más de seis meses si no puede demostrar que su expulsión se llevará a cabo en un futuro próximo.
Durante la pandemia de COVID-19, también se utilizaron peticiones de habeas corpus para solicitar la liberación de detenidos en centros con alto riesgo de contagio, alegando que su detención bajo esas condiciones violaba derechos básicos relacionados con la salud.
¿Puede Trump suspender el habeas corpus?
Aunque algunas figuras de la administración Trump, como Stephen Miller, llegaron a sugerir que se contemplaba la suspensión total del habeas corpus, legalmente esa no es una atribución del Ejecutivo.
La Constitución de Estados Unidos especifica que solo el Congreso puede suspender el habeas corpus, y únicamente en circunstancias excepcionales como rebelión, invasión o amenazas graves a la seguridad pública.
Esta disposición ha sido invocada apenas cuatro veces en la historia del país, la última durante la Segunda Guerra Mundial tras el ataque a Pearl Harbor.
Intentos del Ejecutivo por asumir ese poder en otras ocasiones han sido invalidados por los tribunales.
L@s jueces han reiterado que las garantías básicas del debido proceso no pueden ser eliminadas unilateralmente, incluso en tiempos de crisis.
El habeas corpus no solo es una formalidad legal, sino que representa una salvaguarda esencial frente a los abusos del poder estatal.
Como lo expresó la senadora Hassan durante la audiencia en el Senado, este derecho es lo que “separa a las sociedades libres como Estados Unidos de los estados policiales como Corea del Norte”.
La confusión de una alta funcionaria del gobierno sobre su definición resulta preocupante, especialmente en un momento donde el discurso político ha cuestionado reiteradamente los principios constitucionales.
En tiempos de polarización, amenazas externas y tensiones migratorias, la preservación del habeas corpus es un recordatorio de que la libertad y la justicia no deben depender de ideologías ni de crisis momentáneas.
Son pilares permanentes de una democracia sólida.