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Escuelita para Padres

Por Sonia Aguila
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Todo listo para el comienzo de un nuevo año escolar, cada año me emociona el regreso a clases. 

Disfruto el olor a nuevos útiles escolares, decorar mi salón de clases, el cual considero mi segunda casa. 

Amo lo que hago, este año es muy especial porque cumplo 25 de maestra, aunque honestamente, las cosas en educación no pintan bien.

Los distritos escolares, en toda la nación, están desesperados en busca de maestros, y a escasos días de comenzar las clases, faltan miles de maestros y otras posiciones que llenar. 

A raíz de la pandemia, decidieron dejar la profesión y dedicarse a algo más. ¿Por qué? Más dinero y menos estrés. 

No so lo eso, las matanzas en las escuelas son cada vez más comunes y un problema que no parece tener solución inmediata.

Vemos en las noticias a muchas familias llorando la muerte de sus hij@s en las escuelas. 

Padres desesperados demandando justicia, l@s maestr@s no se sienten segur@

s en su propio lugar de trabajo, y es que es difícil sacarte de la mente la imagen de aquel individuo en Texas caminando por los pasillos con un rifle en la mano. 

Traumante ver las imágenes, y muchísimo mas para los que lo vivieron. 

Tristemente, ahora es necesario tomar cursos de entrenamiento para saber cómo reaccionar, qué hacer en caso de un individuo armado. 

En lugar de estar planeando lecciones interesantes y divertidas, ahora pasamos horas planeando y pensando en dónde esconder a los estudiantes en caso de una tragedia. Cuál ruta tomar para escapar con vida, qué utilizar para atacar al individua armado. 

Para muchos, no vale la pena, y si agregamos el factor económico… no es noticia que los docentes ganen poco dinero. 

Es bien sabido que los maestros gastan dinero de su bolsillo cada año para comprar útiles escolares, y cosas para el salón de clase. 

Una profesión tan importante como la del maestro, es difícil de entender por qué no es bien pagada. 

Por otro lado, está la pandemia que pareciera no tener fin. Termina una variante y sale otra y otra. 

Los profesores tuvieron que reinventar la manera de dar clases, y no es fácil usar máscara todo el día, no poder acercarse a los estudiantes, ni hacer grupos pequeños o abrazarlos, dar la lección y repetirla porque varios alumnos estaban ausentes, infectados con el virus, etc., etc. 

Es interesante que las personas que hacen las reglas y leyes en el estado y en el país no han puesto un pie en el salón de clases, ni tienen idea de lo que es ser un maestr@ en pandemia. 

Como ven, es difícil mantenerse positivo pero lo hacemos por los estudiantes. Resiliencia es una palabra que enseño a mis estudiantes, no nos rendimos, nos hacemos más fuertes. 

Estoy ansiosa por conocer a mi nuevo grupo de alumn@s, no sabemos si usaremos máscaras en el salón de clases, si algún día regresaremos a clases virtuales, pero lo que sí sabemos es que los niñ@s merecen una buena educación, una infancia feliz.  

Haremos lo posible porque así sea.