Por Redacción
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El cierre del gobierno federal de Estados Unidos se aproxima a convertirse en el más largo de la historia moderna, arrastrando a millones de familias hacia la inseguridad económica y alimentaria, mientras el presidente Donald Trump insiste en que “no será extorsionado” por los demócratas para negociar la reapertura del país.
Con más de un mes de paralización, la disputa política mantiene sin salario a cientos de miles de empleados públicos y pone en riesgo programas esenciales como la asistencia alimentaria SNAP y los subsidios de salud bajo la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA). La prolongación del cierre amenaza con interrumpir pagos, agravar retrasos en aeropuertos y profundizar la tensión política en Washington.
Trump se mantiene firme: “No seré extorsionado”
En una entrevista con 60 Minutes de CBS, Trump reafirmó que no cederá ante las presiones demócratas para negociar mientras el gobierno siga cerrado. El presidente reiteró su postura de que los subsidios de la ACA, que expiran a fin de año, deben ser revisados, y calificó al sistema de salud actual como “terrible”.
“Solo negociaremos cuando el gobierno esté abierto”, dijo el mandatario. “Los demócratas han perdido el rumbo. Creo que terminarán cediendo”.
Los demócratas del Senado, por su parte, han votado más de una docena de veces a favor de reabrir la administración, pero condicionan cualquier acuerdo a que la Casa Blanca participe en conversaciones para extender los subsidios que mantienen bajos los costos de los seguros médicos.
El cierre, que ya alcanza 33 días y podría superar el récord de 35 días establecido en 2019, refleja un nuevo punto muerto político, con escasas señales de diálogo entre ambas partes y consecuencias tangibles para los trabajadores y beneficiarios de programas federales.
Una parálisis con alto costo humano
Mientras las declaraciones políticas dominan los titulares, los efectos se sienten con mayor fuerza entre los trabajadores federales que viven cheque a cheque. Controladores aéreos, empleados del Servicio de Parques Nacionales y trabajadores de agencias administrativas han perdido múltiples pagos, y algunos enfrentan decisiones difíciles: pagar la renta o comprar comida.
“¿Pongo comida en la mesa de mis hijos o voy a trabajar sin recibir salario?”, se pregunta uno de los controladores afectados, citado por la cadena ABC.
El impacto también se extiende a los aeropuertos. El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que los retrasos ya son generalizados y podrían empeorar. En Nueva York, el Aeropuerto de Newark registró el fin de semana retrasos de hasta tres horas debido a la escasez de personal en la torre de control, lo que generó advertencias de una posible suspensión de operaciones.
Debate sobre el filibusterismo y la estrategia republicana
Trump aprovechó el cierre para renovar su llamado a eliminar el filibusterismo, una regla del Senado que exige 60 votos para aprobar la mayoría de las leyes. Según el presidente, esa medida permitiría a los republicanos avanzar su agenda sin bloqueos demócratas.
“Los republicanos tienen que ser más duros”, dijo Trump. “Si eliminamos el filibusterismo, podemos hacer exactamente lo que queremos”.
Sin embargo, el líder de la mayoría del Senado, John Thune, y otros republicanos rechazan esa idea, alegando que la norma protege la integridad del Senado y les permitió frenar iniciativas demócratas en el pasado.
La insistencia de Trump ha creado incomodidad incluso dentro de su partido, en momentos en que los efectos del cierre amenazan con convertirse en una crisis política más amplia.
Demócratas buscan extender subsidios médicos
El punto central del conflicto se mantiene en los subsidios de la ACA, conocidos como “Obamacare”. Los demócratas argumentan que el programa ha funcionado, con cifras récord de inscripción este año, y piden extender las ayudas implementadas durante la pandemia de COVID-19. Si expiran, millones de personas enfrentarían un aumento inmediato en las primas de sus seguros a partir de enero.
“Queremos sentarnos con Trump, con Thune y con (el presidente de la Cámara) Mike Johnson para abordar esta crisis de salud”, dijo el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer.
Desde la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt afirmó que el presidente ha conversado con Thune y Johnson sobre eliminar el filibusterismo, pero ambos mantienen su oposición. Johnson añadió que la regla “protege al país de los peores impulsos del ala más extrema del Partido Demócrata”.
Los efectos sociales: hambre y ansiedad en aumento
Uno de los programas más golpeados por el cierre es el de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), del que dependen 42 millones de estadounidenses. El Departamento de Agricultura advirtió que no podía garantizar los fondos necesarios para los pagos a partir del fin de semana, aunque dos jueces federales ordenaron al gobierno liberar 8.000 millones de dólares para mantener el programa.
El líder demócrata Hakeem Jeffries acusó a Trump y a los republicanos de “instrumentalizar el hambre”, señalando que la administración ha priorizado otros gastos mientras retiene fondos críticos para los más vulnerables.
“Pueden encontrar dinero para otras cosas, pero no para asegurarse de que los estadounidenses no pasen hambre”, dijo Jeffries.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, respondió que el gobierno “sigue esperando instrucciones judiciales” y que la mejor forma de garantizar los beneficios “es que cinco demócratas crucen el pasillo y voten por reabrir el gobierno”.
El actual cierre recuerda al de 2018-2019, que duró 35 días y terminó cuando Trump abandonó su exigencia de fondos para el muro fronterizo con México. Aquella paralización provocó un colapso parcial en aeropuertos y afectó el bienestar económico de miles de familias trabajadoras.
Hoy, la historia parece repetirse, aunque el punto de fricción ya no es la frontera, sino la salud pública y el modelo de gobierno. Trump busca reafirmar su autoridad política y mantener la cohesión republicana, mientras los demócratas intentan evitar que el costo político recaiga sobre ellos.
El senador demócrata Mark Warner expresó su esperanza de que el cierre termine “esta semana”, ahora que Trump ha regresado a Washington. “Los republicanos no pueden avanzar en nada sin la aprobación de Trump”, dijo Warner en Face the Nation de CBS.
Una crisis que trasciende la política
El cierre, que avanza hacia su sexta semana, refleja un sistema político paralizado por el enfrentamiento y la desconfianza mutua. Mientras tanto, familias enteras esperan respuestas concretas sobre su sustento. Los retrasos en aeropuertos, la amenaza de hambre y la pérdida de cobertura médica se han convertido en parte del costo humano de un pulso político sin fin.
Aunque ambas partes aseguran actuar en nombre del pueblo estadounidense, la prolongación del cierre amenaza con minar aún más la confianza en las instituciones y en la capacidad de Washington para gobernar. Para millones de hogares, el récord histórico que se avecina no es motivo de estadística, sino una experiencia dolorosamente real.
