Inmigración

Muere en Rio Grande guatemalteco que esperaba más de un año por asilo

Por Agencias
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Un guatemalteco que había estado viviendo en un campamento de migrantes improvisado mientras esperaba para solicitar asilo al gobierno de Estados Unidos se ahogó en el río Bravo cerca de Brownsville, Texas, dijeron trabajadores humanitarios de la zona.

Edwin Rodrigo Castro de la Parra, de 20 años, murió el martes, según la hermana Norma Pimentel, directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande. Pimentel indicó que habló con la familia de Castro de la Parra, pero las condiciones que rodearon su muerte aún se desconocen.

Castro de la Parra se había ido a la orilla del río porque una mujer embarazada que él conocía se había desesperado y estaban intentando cruzar ilegalmente el río, dijo Pimentel.

No está claro si alguien vio los momentos previos a su muerte; muchos migrantes no hablan por temor a la persecución. Pero Pimentel dijo que su cuerpo luego flotó hasta la orilla del río.

Castro de la Parra fue visto como un líder dentro de la comunidad migrante guatemalteca en el campamento, según Pimentel.

Ella indicó que la pérdida se sintió en todo el campamento y los dolientes se habían reunido durante todo el día llorando con incredulidad por la muerte del inmigrante.

“Me duele el corazón ver llorar a las familias. Escucharlos decir ‘por favor sáquenme de aquí, tengo miedo. No puedo soportarlo más”, señaló Pimentel.

Pimentel indicó que a Castro de la Parra le sobreviven su esposa e hijo, y que él era uno de los muchos que escaparon de la violencia y temieron por su vida y llegaron a la frontera entre Estados Unidos y México, y habían estado esperando casi un año para solicitar legalmente la entrada a los Estados Unidos por motivos de asilo.

Andrea Rudnik, cofundadora de la organización de ayuda Team Brownsville, adujo que a Castro le encantaba ayudar en el campamento y que había estado distribuyendo tiendas de campaña a otros migrantes el día antes de su muerte.

La líder comunitaria señaló que era un joven vibrante e inteligente que hablaba español y una lengua indígena con fluidez y era un líder para su comunidad.

«Realmente, murió porque nuestra administración no permite que las personas crucen libremente para buscar asilo. Entonces, esa búsqueda para solicitar asilo le costó la vida», manifestó Rudnik.

La Patrulla Fronteriza y agentes de Aduanas de Estados Unidos y la ciudad de Matamoros no respondieron de inmediato a una solicitud de comentarios al momento de la publicación de esta nota.

Se estima que más de 1,000 migrantes que esperan para solicitar asilo se encuentran en el campamento, ubicado a lo largo de la orilla del Río en Matamoros, México, frente a Brownsville.

El campamento creció significativamente en octubre pasado después de que los Protocolos de Protección al Migrante, conocidos como la política de «Permanecer en México» del presidente Donald Trump, se implementaron a lo largo de la frontera.

Algunas familias están esperando citas en las cortes estadounidenses, mientras que otras aún no se han presentado a las autoridades mientras la frontera permanece cerrada debido a la pandemia del coronavirus.