
Por Redacción
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Cientos de residentes y activistas marcharon este fin de semana por el centro histórico de Venecia para protestar contra la boda del magnate Jeff Bezos y la presentadora Lauren Sánchez, en una ceremonia que, según los manifestantes, representa la apropiación elitista de una ciudad en crisis ambiental y social.
La lujosa celebración, que se extendió por tres días, culminó el viernes con una ceremonia privada en la isla de San Giorgio Maggiore, a la que asistieron alrededor de 200 invitados, entre ellos celebridades como Oprah Winfrey, Tom Brady, Leonardo DiCaprio y miembros de la familia Kardashian-Jenner. También estuvieron presentes Ivanka Trump y su esposo Jared Kushner, junto a sus hijos.
Pero mientras los asistentes disfrutaban de los festejos, las calles de la ciudad se llenaban de pancartas que decían “Besos sí, Bezos no” y “No a Bezos, no a la guerra”. Las consignas reflejaban el malestar de una comunidad que acusa a los superricos de contribuir al colapso urbano de una ciudad saturada por el turismo masivo, los altos precios de la vivienda y la creciente vulnerabilidad al cambio climático.
“Estamos aquí para seguir arruinando los planes de estos ricos que acumulan dinero a costa del sufrimiento de los demás”, expresó Martina Vergnano, una de las manifestantes. “La situación en Venecia es insostenible y esta boda es una burla”.
Según los organizadores de la protesta, la presión ciudadana obligó a cambiar la ubicación de la fiesta final, que inicialmente iba a celebrarse en una sede no revelada, al histórico Arsenale, un astillero medieval transformado en espacio cultural.
A pesar de las críticas, Bezos donó un millón de euros a cada una de tres organizaciones dedicadas a la investigación y conservación del medio ambiente en Venecia. Sin embargo, muchos manifestantes calificaron la donación como un gesto cosmético.
“Esas donaciones no son más que limosnas para acallar la conciencia de Bezos”, denunció Flavio Cogo, activista local. “Queremos una Venecia para quienes la habitan, no para quienes la utilizan como escenario de lujo”.
El secretismo en torno a la ceremonia fue extremo hasta que Lauren Sánchez publicó una foto en Instagram mostrando su vestido de novia blanco junto a Bezos, en esmoquin. Según medios italianos, la novia lució hasta 27 atuendos distintos, todos de reconocidas casas de moda como Dolce & Gabbana, Schiaparelli y Bottega Veneta.
Una pancarta satírica en la manifestación decía: “El planeta arde, pero no se preocupen, aquí están los 27 vestidos de Lauren Sánchez”.
El hotel Aman Venice, ubicado en el Gran Canal, sirvió de alojamiento para la pareja. Ahí, Bezos posó para la prensa mientras Sánchez lanzaba besos a las cámaras, contrastando con la tensión creciente fuera del entorno exclusivo.
El gobierno local ha defendido la boda, afirmando que Venecia, por tradición, ha acogido a papas, emperadores y figuras destacadas a lo largo de los siglos. “La ciudad ha sido siempre un destino para grandes celebraciones”, indicó un portavoz municipal.
Aun así, la protesta de este sábado dejó en claro que para muchos venecianos, el glamour no disimula las heridas profundas de una ciudad que lucha por mantener su alma ante la presión de las élites globales.