
Por Redacción
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El cardenal italiano Angelo Becciu, una de las figuras más controvertidas del Vaticano en los últimos años, anunció este martes que no participará en el próximo cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, argumentando que lo hace «por el bien de la Iglesia».
Becciu, de 76 años, había sido objeto de intensas especulaciones desde la muerte del pontífice, debido a su implicación en un escándalo financiero que culminó con su condena en diciembre de 2023 a cinco años y medio de prisión por delitos económicos. Pese a estar técnicamente habilitado para votar —por tener menos de 80 años— el Vaticano ya lo había clasificado como «no elector».
“Con el corazón puesto en el bien de la Iglesia, a la que he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, y para contribuir a la comunión y serenidad del cónclave, he decidido obedecer, como siempre lo he hecho, la voluntad del papa Francisco de no entrar en el cónclave, aunque sigo convencido de mi inocencia”, expresó Becciu en un comunicado difundido por sus abogados.
La decisión llega apenas días antes de que 80 cardenales menores de 80 años se reúnan el 7 de mayo en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo pontífice. Becciu había asistido a reuniones previas al cónclave, lo que alimentó dudas sobre su papel en el proceso.
De figura clave a escándalo judicial
Becciu fue durante años una de las figuras más influyentes de la Curia romana. Bajo el pontificado de Benedicto XVI ascendió con rapidez, y ya con Francisco se convirtió en prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cargo que ocupó hasta que en septiembre de 2020 el papa le pidió la renuncia. La nota oficial de entonces indicaba que renunciaba a su puesto y a sus “derechos conectados al cardenalato”, sin detallar si ello implicaba una sanción canónica formal.
Posteriormente, Becciu fue procesado y condenado como parte del llamado “juicio del siglo” del Vaticano, que reveló irregularidades en la gestión de fondos de la Santa Sede, incluida la compra de un edificio de lujo en Londres. Nueve personas fueron sentenciadas. El cardenal ha apelado la condena y mantiene su inocencia.
Durante el juicio, se supo que el papa Francisco intervino en diversas ocasiones en favor de la fiscalía. Además, se denunció que el testigo principal habría sido manipulado, lo que ha generado dudas sobre la legitimidad del proceso.
Una salida bajo presión
Según el diario italiano Domani, durante las discusiones previas al cónclave, a Becciu se le habrían mostrado dos cartas firmadas por Francisco antes de su muerte, donde expresaba que el cardenal no debía participar en la elección del nuevo papa. Esta información no ha sido confirmada oficialmente por el Vaticano, pero la referencia de Becciu a la «voluntad del papa Francisco» sugiere que tales documentos influyeron en su decisión.
A pesar de su caída en desgracia, Becciu continuó siendo parte de algunos eventos en la vida eclesial y recibió visitas del papa en ocasiones. Sin embargo, Francisco también impulsó una reforma legal que permitió juzgar a cardenales en tribunales civiles del Vaticano, lo que facilitó el juicio en su contra.
Repercusiones eclesiásticas
La exclusión de Becciu podría marcar un precedente en la historia reciente del Vaticano, especialmente en torno a la definición de los límites del poder papal en relación con los derechos del Colegio Cardenalicio.
El documento Universi Dominici Gregis, que regula los cónclaves, establece que sólo los cardenales menores de 80 años que no hayan sido «canónicamente depuestos» ni hayan renunciado con consentimiento del papa pueden votar. No obstante, el caso de Becciu ha permanecido en una zona gris, al no haberse detallado públicamente si su renuncia fue aceptada como tal o si fue objeto de una remoción formal.
Por ahora, su salida despeja una posible fuente de división en un cónclave que ya promete estar marcado por tensiones entre las distintas corrientes ideológicas dentro de la Iglesia católica, especialmente entre reformistas y conservadores.