
Por Carlos Hernández
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Investigarán el impacto en pacientes con cáncer, diabetes, hipertensión y obesidad
Una nueva investigación impulsada por CSU Channel Islands (CSUCI) y el Instituto de Investigación en Salud Cottage Health (CHRI), explorará un tema poco estudiado pero de alta relevancia médica: ¿Cómo afectan los edulcorantes artificiales a las mujeres que viven con enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes, la hipertensión o la obesidad?
La profesora de biología Nitika Parmar, quien lidera el proyecto, ha recibido un subsidio de $28,477 de CHRI para llevar a cabo este estudio, el cual se desarrollará entre el 1 de febrero de 2025 y el 31 de enero de 2026.
El financiamiento fue posible gracias al respaldo de los filántropos de Santa Bárbara, Alex Pananides y Janet Larson Dunbar.
Un enfoque en la microbiota oral
Parmar y su equipo, conformado por estudiantes de pregrado y posgrado, recolectarán muestras de la microbiota oral, a través de hisopados de mejilla y lengua, de 180 mujeres: 30 pacientes en cada categoría de enfermedad crónica y un grupo de control sin enfermedades metabólicas.
El objetivo es analizar cómo las bacterias de la cavidad oral responden al ser privadas de glucosa natural y alimentadas con edulcorantes artificiales.
“Queremos ver si estas bacterias pueden crecer con edulcorantes artificiales como fuente de energía. Sabemos que las bacterias aman la glucosa, pero no sabemos cómo reaccionarán ante estos sustitutos,” explicó Parmar.
El diseño del experimento contempla privar de glucosa a las bacterias aisladas de las pacientes para exponerlas exclusivamente a edulcorantes, y así observar las diferencias en el crecimiento bacteriano dependiendo tanto del tipo de edulcorante como de la enfermedad metabólica que padezca cada paciente.
Una industria poco regulada
A pesar del uso masivo de edulcorantes artificiales en productos de consumo diario, Parmar advirtió que existe una alarmante falta de estudios científicos sobre su efecto, especialmente en personas con sistemas metabólicos comprometidos.
“Estas sustancias invaden el mercado, bajo la promesa de ser inofensivas por tener cero calorías, pero no están reguladas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Eso permite que se hagan afirmaciones de seguridad sin contar con evidencia científica sólida”, señaló Parmar.
El proyecto también busca contribuir a llenar ese vacío de conocimiento, en un momento en que el debate sobre la seguridad de los aditivos alimentarios sigue creciendo tanto en Estados Unidos como a nivel internacional.
Colaboración estratégica
Mientras Parmar y sus estudiantes se enfocarán en la parte experimental, la científica Fiona Asigbee, de Cottage Health, junto con un coordinador de investigación clínica, será la encargada de reclutar a las mujeres participantes para la toma de muestras.
La importancia de esta colaboración radica en combinar la experiencia académica con la infraestructura clínica, lo cual no sólo fortalecerá los resultados del estudio, sino que también permitirá a los estudiantes de CSUCI adquirir valiosa experiencia en investigación biomédica aplicada.
“La oportunidad de formar a futuros científicos en un proyecto que puede tener un impacto directo en la salud pública es invaluable,” enfatizó Parmar.
En un contexto donde los edulcorantes artificiales siguen ganando popularidad, pero las interrogantes sobre sus verdaderos efectos siguen sin respuestas definitivas, este estudio representa un paso importante para comprender mejor cómo interactúan con un sistema corporal ya comprometido por enfermedades crónicas.