
Por Redacción
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La escalada de tensiones comerciales entre Estados Unidos y Canadá alcanzó un nuevo punto crítico este martes cuando el presidente Donald Trump anunció que duplicará al 50% los aranceles sobre el acero y el aluminio canadienses.
La medida responde a la decisión del gobierno de Ontario de imponer un recargo del 25% a la electricidad exportada a Estados Unidos.
Un conflicto comercial en ascenso
“En vista de que Ontario, Canadá, ha impuesto un arancel del 25% a la ‘electricidad’ que entra a Estados Unidos, he dado instrucciones a mi Secretario de Comercio para que añada un arancel ADICIONAL del 25%”, escribió Trump en su cuenta de Truth Social.
El aumento de tarifas entrará en vigor este miércoles por la mañana y se suma a los aranceles previamente impuestos a las importaciones canadienses de acero y aluminio.
El primer ministro de Ontario, Doug Ford, respondió de inmediato, acusando a Trump de “desatar un ataque no provocado contra Canadá”. Ford defendió el recargo eléctrico como una reacción a las políticas proteccionistas de la administración estadounidense y advirtió que no cederá ante la presión.
“Los aranceles del presidente Trump son un desastre para la economía estadounidense. Están haciendo que la vida sea más cara para las familias y las empresas estadounidenses”, sostuvo Ford.
Amenazas de nuevas represalias

El mandatario estadounidense advirtió que está considerando medidas aún más drásticas si Canadá no revierte sus políticas comerciales.
“En breve declararé una Emergencia Nacional sobre la Electricidad dentro del área amenazada”, adelantó Trump, sugiriendo que podría intervenir para mitigar el impacto del arancel canadiense.
Además, lanzó una amenaza directa a la industria automotriz canadiense:
“Si Canadá no elimina de la misma manera otros aranceles atroces y de largo plazo, aumentaré sustancialmente, el 2 de abril, los aranceles sobre los automóviles que ingresan a los EE.UU., lo que, esencialmente, cerrará permanentemente el negocio de fabricación de automóviles en Canadá”.
El conflicto podría afectar a 1,5 millones de hogares y empresas estadounidenses en los estados fronterizos del norte, incluyendo Nueva York, Michigan y Minnesota, que dependen de la electricidad proveniente de Canadá.
Trump cuestionó esta dependencia en su publicación en redes sociales:
”¿Por qué nuestro país permitiría que otro país nos suministrara electricidad, incluso para una pequeña área? ¿Pueden imaginarse a Canadá rebajándose tanto como para usar la ELECTRICIDAD como moneda de cambio y amenaza?”
Un impacto económico incierto

El primer ministro Ford insistió en que su gobierno está dispuesto a responder con más aumentos en las tarifas eléctricas y no descartó la posibilidad de cortar por completo el suministro a Estados Unidos.
Ford calificó la guerra comercial como un riesgo para la estabilidad económica de ambos países y advirtió que si se produce una recesión, será “la recesión Trump”.
El impacto de los aranceles sobre la economía estadounidense podría ser significativo. Los expertos advierten que los consumidores y empresas terminarán absorbiendo el costo de los impuestos a las importaciones.
John Rogers, profesor de economía en la American International University, explicó que los aranceles encarecerán una amplia gama de productos:
“Eso va a afectar el precio de todo lo que contenga acero: los automóviles, los lavavajillas y otros electrodomésticos, la construcción.”
Aunque la intención de la medida es proteger a la industria siderúrgica estadounidense, Rogers cree que los efectos adversos se extenderán a toda la economía.
“Es difícil ver algún lado positivo en una guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá. Todos van a terminar pagando precios más altos, sacrificando la calidad, incluso los fabricantes estadounidenses”.
Con ambas partes endureciendo sus posturas, la posibilidad de una negociación a corto plazo parece cada vez más lejana, y la incertidumbre sobre el impacto económico sigue creciendo.