
Por Redacción
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El presidente Donald Trump firmó el jueves una nueva orden ejecutiva para extender por 90 días el plazo que permitiría mantener operativa la aplicación TikTok en Estados Unidos, mientras su administración continúa intentando alcanzar un acuerdo para poner la plataforma bajo control estadounidense.
Se trata de la tercera prórroga desde que asumió el cargo en enero, lo que refleja tanto la complejidad del proceso como el impacto político de la popular red social, que cuenta con más de 170 millones de usuarios en el país. La decisión fue anunciada por el propio Trump a través de la plataforma Truth Social.
“Como ha dicho muchas veces, el presidente Trump no quiere que TikTok se apague”, expresó la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en un comunicado. “Esta extensión durará 90 días, durante los cuales la administración trabajará para asegurar que este acuerdo se cierre, de modo que el pueblo estadounidense pueda seguir usando TikTok con la garantía de que sus datos están seguros y protegidos”.
Tercera extensión tras fallidos intentos de acuerdo
La primera prórroga fue emitida el 20 de enero, el mismo día en que Trump asumió su segundo mandato. En ese momento, TikTok había sido temporalmente desactivada tras la entrada en vigor de una prohibición nacional aprobada por el Congreso y ratificada por la Corte Suprema.
La segunda extensión se produjo en abril, cuando la Casa Blanca creía estar cerca de concretar un acuerdo para dividir TikTok en una nueva empresa con accionistas estadounidenses. Sin embargo, la negociación se desplomó luego de que China abandonara el proceso en respuesta al anuncio de nuevos aranceles comerciales por parte de Trump.
Hasta el momento, no existe una base legal clara para estas sucesivas prórrogas, pero tampoco se han registrado desafíos judiciales significativos. Esta situación ha llevado a algunos expertos a calificar el proceso como un “limbo legal”.
Pese a los esfuerzos de su administración por restringir o nacionalizar la aplicación, Trump ha sido un usuario activo de TikTok desde que se unió en 2024, acumulando más de 15 millones de seguidores y utilizando la plataforma como herramienta clave para conectar con votantes jóvenes.
En enero, el mandatario incluso declaró sentir un “cariño especial por TikTok”, reconociendo su papel en el fortalecimiento de su imagen ante una audiencia difícil de alcanzar por medios tradicionales. La extensión del jueves fue interpretada por algunos como un intento de evitar una confrontación directa con este importante grupo demográfico.
La propia empresa celebró la decisión. “Estamos agradecidos por el liderazgo y apoyo del presidente Trump para asegurar que TikTok continúe estando disponible para más de 170 millones de usuarios estadounidenses y 7,5 millones de empresas en Estados Unidos que dependen de la plataforma”, señaló la compañía en un comunicado. También destacaron su trabajo conjunto con la oficina del vicepresidente JD Vance para garantizar la seguridad de los datos.
Una amenaza que pierde fuerza
Mientras las extensiones se acumulan, parece cada vez menos probable que TikTok sea efectivamente prohibida en el corto plazo. Aunque la medida ha sido cuestionada en algunos sectores, hasta ahora no ha sido impugnada legalmente, a diferencia de muchas otras órdenes ejecutivas de Trump.
Jeremy Goldman, analista de la firma Emarketer, calificó la situación como un “purgatorio de prórrogas”. “Está empezando a sentirse menos como un reloj en cuenta regresiva y más como un cuento de nunca acabar”, comentó. “Este Día de la Marmota político se parece al drama del techo de la deuda: una amenaza recurrente sin resolución real”.
A pesar del contexto de incertidumbre, TikTok continúa lanzando productos y estrategias. Esta semana, la empresa presentó nuevas herramientas de edición de video basadas en inteligencia artificial durante el Festival de Cannes. Según Kelsey Chickering, analista de Forrester, esto demuestra confianza en el futuro de la plataforma. “Jugadores más pequeños como Snap intentarán robar cuota durante este ‘tiempo incierto’, pero no tendrán éxito. Esta próxima ronda para TikTok no es incierta en absoluto”, sostuvo.
A nivel político, el tema sigue polarizando a legisladores y ciudadanos. El senador demócrata Mark Warner, vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, criticó duramente la decisión presidencial: “La administración Trump está una vez más desafiando la ley e ignorando sus propios hallazgos de seguridad nacional sobre los riesgos que representa un TikTok controlado por China”.
“Una orden ejecutiva no puede eludir la ley, pero eso es exactamente lo que el presidente está tratando de hacer”, afirmó Warner, quien ha promovido legislación para restringir el acceso de aplicaciones extranjeras consideradas amenazas a la seguridad nacional.
La opinión pública también muestra una clara división. Una encuesta reciente del Centro de Investigación Pew reveló que aproximadamente un tercio de los estadounidenses apoya una prohibición total de TikTok, una disminución frente al 50% que se registraba en marzo de 2023. Otro tercio dijo estar en contra de la medida, y el resto aseguró no estar seguro.
Entre quienes apoyan la prohibición, ocho de cada diez citaron preocupaciones sobre la seguridad de los datos personales como principal motivo. Estas preocupaciones han sido la base de muchos de los argumentos usados por la administración Trump para justificar la necesidad de forzar una venta de TikTok a empresas estadounidenses o imponer restricciones severas a su operación.
Mientras tanto, empresas como Apple, Google y Oracle continúan brindando soporte a TikTok, luego de recibir garantías del Departamento de Justicia de que no se les aplicarán sanciones bajo la actual legislación mientras persistan las negociaciones.
Las compañías tecnológicas han mostrado interés en formar parte de una solución que permita a TikTok seguir operando bajo normas estadounidenses. No obstante, las complejidades legales y geopolíticas —incluyendo la tensa relación entre Washington y Pekín— han impedido un desenlace claro.
Por ahora, TikTok sigue en funcionamiento para millones de usuarios y creadores de contenido en EE.UU., mientras la administración Trump intenta balancear sus promesas de campaña, la presión del Congreso y sus propios intereses electorales en una coyuntura donde la tecnología, la política y la diplomacia se entrelazan cada vez más.